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A escondidas para "evitar cualquier lío"

Mikel Ormazabal

La Bandera de La Concha no para de dar sustos y sobresaltos. La historia de esta prueba, considera la olimpiada del remo, está plagada de circunstancias anómalas, casi siempre polémicas. Lo que no esperaban los remeros de Astillero es que ayer tuviesen que ir a San Sebastián casi a escondidas y entrar al agua a hurtadillas. Para "evitar cualquier lío", según un representante del club cántabro, los tripulantes de la discordia decidieron apartarse del muelle del Aquarium, zona donde se reúnen todas las embarcaciones antes de iniciar la regata.

La tripulación echó su trainera al agua en el extremo contrario de la bahía, en la rampa de la playa de Ondarreta, tras portarla a hombros sorteando a los bañistas. Lo hicieron a las 17.30, una hora antes del inicio previsto para la prueba, y repitiendo en todo momento la misma consigna: "Vamos a estar tranquilos y a olvidarnos de la historia. Nada de caer en las provocaciones", se decían unos a otros.

Al final, la tanda clasificatoria comenzó a las 20.30, con el ocaso sobre la bahía. Casi en penumbra, las 22 embarcaciones participantes intentaron hacerse con una de las siete plazas que permiten disputar la bandera los dos próximos domingos. En el campo de regatas, Castro realizó el mejor tiempo (19m 20,99s). La atención estaba puesta en Astillero, que tuvo que escuchar algunos pitidos cuando comenzó a remar, aunque a la postre logró su pasaporte. Cumplieron su objetivo "muy tristes", según su patrón, Izortz Zabala: "No sé si merece la pena venir para escuchar los gritos de la gente".

Otra decisión polémica

Además de Castro y Astillero, se clasificaron Zarautz, Pedreña, Zumaia, Orio y Cabo da Cruz. Ésta última se suma a los mejores tras beneficiarse de una decisión de los jueces que va a alargar la controversia. Hondarribia, una de las favoritas y líder indiscutible de la Liga ACT, fue penalizada con tres segundos por retrasarse en la salida. No podrá por tanto defender el título que logró, también de forma polémica, el año pasado tras la descalificación de Pedreña, que fue la más rápida sobre las olas.

El club guipuzcoano no descarta presentar una impugnación, lo que supondría añadir otro conflicto más.

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El último precedente de una polémica de esta magnitud se produjo en la bandera de 1983. Entonces, una fuerte galerna alteró la clasificación de las embarcaciones. Como ocurrió ayer, se remó casi a oscuras, lo que motivó que los jueces tomasen una clasificación equivocada de las traineras, aunque finalmente la dieron por válida.

Aquello desencadenó un boicot en toda regla promovido por José Luis Korta, entonces patrón de Kaiku y hoy entrenador de Castro. Las traineras de Kaiku, Zumaia y Fortuna se cruzaron en la salida e impidieron la disputa de una de las tandas. La regata se celebró finalmente con sólo cinco tripulaciones y la victoria correspondió a Orio, que no se sumó al plante.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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