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SUPERHÉROES EN EL LADO OSCURO

La psique del encapuchado estalló en 1986

¿Superhéroes con neurosis? Cuando Alan Moore y Dave Gibbons publicaron la miniserie Watchmen en 1986, desmantelaron el arquetipo de superhéroe. Hasta entonces, el modelo era Superman, encarnación de la probidad y campeón de una pieza. En Watchmen, los superhéroes no tienen superpoderes (excepto uno, el Dr. Manhattan), se cuestionan qué les autoriza a erigirse en protectores de la humanidad y están obsesionados con averiguar cuál es el sentido de lo que hacen. Se acaba el carácter estrictamente asertivo del personaje y entran en escena los problemas psicológicos de la persona.

La acción se sitúa en un universo paralelo en el que la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética está a punto de ebullición. Los superhéroes hace tiempo que han sido prohibidos por la ley y se han retirado. Entonces uno de ellos es asesinado y sus colegas vuelven para resolver el caso, porque temen que sea el primer paso para acabar con todos ellos. Rorschach, un detective con problemas mentales, sigue la pista y contacta con sus ex compañeros Búho Nocturno, Silk Spectre, el Dr. Manhattan, un ser casi todopoderoso fruto de un accidente nuclear, y Ozymandias. Uno de ellos es un traidor con planes maquiavélicos para evitar el inminente conflicto atómico y conseguir una nueva utopía.

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Superhéroes en el lado oscuro

Moore se adentra en la naturaleza del superhéroe y localiza cierta veta fascista en su comportamiento. Los encapuchados suelen saltarse a la torera la ética e incluso la ley en aras de un supuesto bien que ellos representan. Rorschach justifica el comportamiento de su compañero, el comediante, culpable de violación, aduciendo que fue sólo "un lapsus moral". Ozymandias es un multimillonario narcisista y megalómano que se considera una especie de heredero del faraón Ramsés II. Su sueño: cambiar el mundo. El precio: cueste lo que cueste, vidas inocentes incluidas.

Moore aplicó su escalpelo desmitificador y abrió en canal el cerebro de Batman en La broma asesina, un título seminal imprescindible, magistralmente ilustrado por Brian Bolland. Allí reveló lo cerca que estaba el hombre murciélago del demente Joker.

El avispado Tim Burton vio que allí y en El señor de la noche, de Frank Miller, estaba cifrada la psique del superhéroe contemporáneo. Su Batman de 1989 quebró las expectativas del público, que estaba acostumbrado a la simpatía medioautoparódica del Superman de Richard Donner. Desde entonces, el gris ha demostrado ser más atractivo que los colores puros. Prácticamente todos los superhéroes de cine recrean el patrón del Batman oscuro e inestable de Burton. Desde Spiderman a Lobezno, pasando por Hellboy, todos son tipos en combate constante no sólo con los supervillanos de turno, sino también contra sus propios demonios internos, mucho más insistentes.

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