'Flecha' se queda con Andrés
Una cigüeña que se escapó del zoo está al cuidado de un vigilante del parque fluvial del Besòs
Flecha, una elegante cigüeña de plumaje blanco y negro, se acerca al puente del Molinet sobre el río Besòs, en Santa Coloma de Gramenet. Allí le espera Andrés Fàbrega, de 44 años, vigilante del parque fluvial del Besòs, quien le ofrece "trozos de galletas, pan o pienso". Ella se aproxima tímida, pero con paso seguro, recoge su ración con su largo pico y se da un paseo con el vigilante. La escena se repite todos los días a las 10.30 y sobre las 15.30 horas. Flecha se escapó del zoológico de Barcelona el pasado mes de marzo. En los últimos cinco meses, nunca ha faltado a sus dos citas diarias.
A principios de abril, Andrés se percató de la presencia de una cigüeña preciosa en el parque. Le ofreció galletas y el animal, inocente, respondió comiendo directamente de su mano. Él, impresionado, volvió al día siguiente. Y el otro. Ella siempre estaba. "Nunca falla, nos hemos hecho muy amigos", asegura Andrés. Un día, al verla volar, no dudó en bautizarla con el nombre de Flecha "por la forma que toma su cuerpo con las alas plegadas y el pico en punta".
Al cabo de unas semanas, Flecha ya no sólo picoteaba migas sobre el césped, sino que se quedaba unos minutos con su cuidador para juguetear. "Poco a poco ha ido perdiendo el miedo y ahora me conoce perfectamente y me sigue a todas partes", señala Andrés.
Profesionales del zoológico visitaron a Flecha en mayo advertidos por la presencia de una cigüeña en el parque. No tardaron en confirmar que se trataba del animal que se había escapado meses antes del centro y al que echaban en falta desde entonces. Se quedaron tan impresionados al comprobar la confianza que Andrés se había ganado con ella y la tranquilidad con que se le acercaba, que optaron por dejarla con él. En julio, volvieron para corroborar de nuevo el buen estado del animal. "En el zoo están encantados y celebran que ella esté en perfectas condiciones", apunta Andrés. Tanto es así que el zoológico está estudiando la posibilidad de liberar a la pareja de Flecha, que todavía vive en el centro, y trasladarla al parque fluvial del Besòs para que las dos cigüeñas puedan convivir juntas.
Flecha no tardó en aprender a vivir fuera de su jaula. Andrés explica que durante las primeras semanas ella recorría inquieta el parque de punta a punta hasta llegar a la playa. Ahora, en cambio, "ya ha encontrado una zona tranquila, cerca del puente, donde tiene comida y nadie la molesta". Aun así, asegura, las gaviotas la atacan cuando se pasea por su territorio.
El vigilante lamenta no poder alimentar a Flecha los días en los que no trabaja. Sospecha que ella sigue acudiendo a la cita y le duele no poder estar ahí. No obstante, Andrés se queda tranquilo. En su opinión, "a pesar de que está loca por las galletas, ella misma coge lombrices y otros manjares que encuentra por el parque".
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