Dejadles respirar
En la programación del pasado sábado pasaron varias secuencias de famosos, los cuales, agobiados por los reporteros, se enfrentaron a ellos violentamente. El locutor las pasó varias veces y dijo algo que me hizo soltar una carcajada: "A ver si dejan a los periodistas hacer su trabajo".
Cuando alguien célebre comete alguna falta, como la serpiente muda la piel, ellos se la arrancan sin ninguna consideración. El coste de la celebridad lo pagan con creces, se ensañan sin ninguna misericordia. Cuando están vivos no los dejan respirar, y cuando fallecen no los dejan descansar.
Animo a todos los reporteros a que vean la película Íntimo y personal, de Robert Redford. Le dice a la periodista: "Hay que dar la noticia, ¡cierto!, pero después, por favor, dejadlos tranquilos".
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