El atentado del mercado de Moscú fue un ataque xenófobo
La policía detiene a tres estudiantes ultranacionalistas rusos
La explosión en el mercado Cherkízov de Moscú, ocurrida el lunes pasado y que la policía atribuyó a un ajuste de cuentas entre mafias locales, ha resultado ser un atentado perpetrado por ultranacionalistas rusos. La bomba colocada por los estudiantes Oleg Kostariov, Iliá Tijomírov y Valeri Zhukovstsov, que han sido detenidos y acusados de asesinato por "motivos de odio nacional", es decir, xenofobia, dejó 10 muertos y 50 heridos.
La pena máxima a la que se enfrentan los universitarios, que ya han sido encarcelados, es de 20 años de prisión para cada uno. Kostariov, estudiante de Química, y Tijomírov, ambos de 20 años de edad, fabricaron la bomba guiándose por instrucciones encontradas en Internet y decidieron hacerla explotar en el mercado de los asiáticos, simplemente porque los vendedores no son rusos. A Zhukovtsov, de 18 años, lo pusieron al tanto de sus planes en el último momento, y lo llevaron para que vigilara y les ayudara a escapar una vez colocada la bomba, que habían montado en la habitación de la residencia estudiantil donde vivía Kostariov, y transportado en metro hasta el mercado.
Kostariov y Tijomírov son, según fuentes cercanas a la investigación, miembros del grupo radical Unión Nacional Rusa, que encabeza Ígor Artiómov, diputado de la Asamblea Legislativa de la provincia de Vladímir, contra el que hay una orden de busca y captura desde hace tiempo. Se trata de una organización que figuró entre los principales autores de los desórdenes contra el desfile gay en Moscú en mayo pasado. Los estudiantes habrían realizado anteriormente varias "explosiones de prueba" junto a un albergue de vietnamitas, en las que no hubo víctimas.
Tijomírov se adhirió a los ultranacionalistas hace un año, después de haberse convertido a la religión cristiano-ortodoxa de antiguo rito. Su hermano Kiril se mostró muy asombrado al enterarse de que Iliá había puesto la bomba en el mercado Cherkízov, aunque dijo que lo había visto leer libros nacionalistas. Tijomírov, a pesar de haber sufrido algunos ataques de epilepsia, quería servir en las tropas de paracaidistas, señaló Kiril, agregando que nunca lo había visto en compañía de cabezas rapadas. En cuanto a Kostiriov, sus compañeros destacan que era estudioso e inteligente, pero reconocen que odiaba a los caucásicos y asiáticos. Llevaba la cabeza rapada, camisa negra y botas: un skinhead típico. El único que dice arrepentirse del crimen es, de momento, Zhukovtsov.
La fiscalía considera que los estudiantes planeaban más atentados. La policía ha encontrado una lista de posibles blancos y cinco kilos de explosivos en la habitación de Kostiriov.
Las palizas e incluso los asesinatos xenófobos se han convertido en habituales en Rusia. En lo que va de año, 29 extranjeros han sido asesinados y 208 han resultado heridos en ataques perpetrados por cabezas rapadas y activistas de agrupaciones radicales y neonazis.
En Rusia hay cerca de 50.000 neonazis, según organizaciones de derechos humanos, sin contar los grupos nacionalistas que comparten la ideología xenófoba. Sus víctimas no son sólo extranjeros, sino también ciudadanos rusos de tez morena, especialmente los provenientes del Cáucaso.
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