Una bella fábula para adultos
Ver una película de M. Night Shyamalan, ese extraño, excitante director indio-estadounidense, es regresar, de alguna forma, a un territorio conocido, a eso que antes llamábamos estilemas de autor: una comunidad amenazada, un lugar sitiado no sólo por enemigos visibles, sino también por una realidad (la guerra de Irak en la televisión, por ejemplo; pero también los prejuicios) esquiva, amarga, triste. Unos seres que, como el Mel Gibson de Señales, están marcados por un fallo interior, por una herida que lejos de cicatrizar, sigue supurando.
Todo está ahí. Pero esta vez, con una voluntad de ahondar en lo fantástico para extraer una lección moral que nos advierte de la necesidad de tener fe (uno de los grandes temas de todo el cine de Shyamalan), pero también de los peligros de creer a pies juntilla, sin someter a la creencia al duro choque con la realidad.
LA JOVEN DEL AGUA
Dirección: M. Night Shyamalan. Intérpretes: Paul Giammatti, Bryce Dallas Howard, Bob Balaban, Jeffrey Wright, Sarita Choundhury, Cindy Cheung. Género: fantástico, EE UU, 2006. Duración: 110 minutos.
Seres mitológicos y una leyenda que, paradójicamente, un occidental ya no puede desentrañar, porque desconoce las claves de su lectura (de ahí que sea una anciana coreana quien tenga que hacerlo) son, junto a un maltratado conserje de comunidad de vecinos, los ingredientes de una película que se permite muchas cosas: por ejemplo, establecer un metadiscurso sobre su propio funcionamiento; tomar cumplida venganza contra los críticos de cine, esos seres de opereta; y proponer, en fin, una límpida metáfora sobre algunos de los males del mundo contemporáneo.
Hay que verla como lo que es, una fábula para adultos; y admirarse de la extraña manera que tiene Shyamalan de meternos en su mundo de pesadillas, premoniciones, compromisos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.