"Consumimos un exceso de energía que no necesitamos"
Ramon Carbonell (Terrassa, 1967) es consejero delegado del grupo Copcisa y presidente de Eoliccat, la asociación que reúne empresas vinculadas a la energía eólica en Cataluña. Sus asociados son muy diversos, desde grandes eléctricas como Iberdrola o dos de los mayores productores mundiales de aerogeneradores -Gamesa y la catalana Ecotecnia- hasta pequeñas ingenierías especializadas en el estudio del viento.
Pregunta. ¿La eólica es una energía en alza?
Respuesta. El año pasado en España produjo más electricidad que toda la red de pantanos. Es un sector con mucho futuro. Más aún en este país, que depende de la importación energética en un 75%.
P. La UE prevé que en 2030 el 22% de la electricidad producida en Europa sea de origen eólico. ¿Es viable?
R. Técnicamente, sin ninguna duda. Económicamente, las previsiones efectuadas hasta ahora se basan en el precio del barril de petróleo Brent por debajo de 50 dólares. Ahora mismo está a más de 70. Así, la eólica es muy competitiva.
P. ¿Significa que en principio es cara?
R. Es relativo. Una central térmica tiene los costes de extracción del carbón -que está subvencionada-, transporte, producción propiamente dicha y además hay que regenerar los bosques que quema la lluvia ácida causada por las emisiones de CO2. El precio que se pone a esa energía es político porque no incluye todo lo que cuesta. En el caso de la nuclear habrá que vigilar residuos activos durante 5.000 años. Si se iguala el precio al coste, la eólica gana por goleada.
P. Y no genera residuos.
R. Ni facturas exteriores. Y nadie la puede cortar. Por otro lado, permite respetar el Protocolo de Kyoto. Cada kilovatio que genera desplaza lo que llamamos un kilovatio marrón; es decir, hay una térmica que se para.
P. ¿Qué ocurre cuando no sopla el viento?
R. La eólica tiene que formar parte de una mezcla de energías en una proporción determinada. No puede ser el 100%. Si estuviésemos muy bien conectados con [el resto de] Europa, podrían ser porcentajes más altos.
P. ¿Cuál es la situación de la energía eólica en Cataluña?
R. España ocupa el segundo lugar mundial, después de Alemania y antes de Estados Unidos. Cataluña, entre 17 comunidades, está en la posición 12ª. Llevamos un retraso importante, pero si se cumple el Plan de la Energía lo recuperaremos en pocos años.
P. ¿Cuál ha sido la causa del retraso?
R. Hay muchas. La red de distribución eléctrica estaba saturada y se han tenido que realizar inversiones más altas, pero ahora podremos establecer parques eólicos modélicos. Por otra parte, ha habido un debate intenso a escala territorial.
P. ¿Por qué tanta resistencia a la implantación de parques eólicos?
R. Hoy en día, que se autorice una cosa no es una gran noticia, mientras que si alguien se manifiesta en contra, sí. Nosotros, que estamos día a día pisando el territorio, vemos relativamente poca oposición y más bien un alto grado de consenso.
P. ¿Las objeciones vienen del impacto en el paisaje?
R. Vivimos en una sociedad estética. Mucha gente prefiere una nuclear en un valle que no visita nunca que un parque eólico en la cresta de una montaña que ve desde la carretera, sin evaluar otros pros y contras. La energía eólica es reversible. La hipoteca de mi piso es a 25 años y la vida útil de un parque eólico es de 20. Antes de acabar de pagar mi piso, seguramente habré desmontado el parque.
P. Los habitantes de las zonas donde se instalan parques ¿obtienen algún beneficio?
R. Por megavatio producido es la energía que genera más puestos de trabajo y más renta transfiere al territorio. Además, se instala en lugares que padecen despoblación.
P. ¿Es un buen negocio?
R. Lo convierte en bueno que es una energía limpia y que no compromete a la siguiente generación. El mundo mira hacia España para saber por qué está funcionando tan bien en este campo. Por una vez, tienes la sensación de que ha llegado antes que otros países.
P. El futuro parece dorado. ¿Existen riesgos?
R. Según como se modifique la legislación, el sector privado podría dejar de impulsar la eólica y se pondrían en peligro más de 200.000 puestos de trabajo, con 10.000 megavatios instalados y 10.000 más en trámite.
P. Se habla mucho de la nueva cultura del agua. ¿Debería hablarse también de una nueva cultura de la electricidad?
R. Más bien de la energía. Cuando era pequeño siempre me decían: "Niño, apaga la luz". Ahora, en muchos lugares en invierno hay que ir con manga corta y en verano, con jersey. Nuestra generación podría pasar a la historia como la más insolidaria que haya existido nunca. Estamos consumiendo un exceso de energía que no necesitamos, y los efectos repercutirán en los que vendrán detrás de nosotros.
P. ¿En qué situación están las otras energías alternativas?
R. Les falta llegar a la cima. La eólica estaba en la prehistoria hace 10 o 15 años. La solar o la biomasa están en el camino y tienen apoyo administrativo. Llevamos 25 años de buena política en este campo y esperamos que siga así.
DATOS
- España es el segundo país del mundo en producción de electricidad por medio del viento, una actividad que da trabajo a más de 200.000 personas.
- Cataluña sólo produce 147 megavatios de los 10.000 que se generan cada año en el Estado gracias a esta fuente energética.
- 50 empresas que comparten intereses en la implantación de la energía eólica en Cataluña están asociadas bajo el nombre de Eoliccat.
- Su presidente, Ramon Carbonell, afirma que hay que compensar los "kilovatios marrones" con energía limpia.
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