Claudio Boada, un gestor tradicional
Presidió el Instituto Nacional de Industria y el Banco Hispano Americano
Claudio Boada Villalonga, nacido en Barcelona en junio de 1920 en el seno de una familia media y tradicional del Esanche, era ingeniero industrial. Su vocación era convertirse en ingeniero de Caminos, pero quedó frustrada porque la única escuela de la especialidad estaba en Madrid. Terminó los estudios en 1946 y su primer trabajo se desarrolló en una fábrica de maquinaria textil, los Talleres Boladera, en Terrassa.
En el ámbito empresarial, presidió el Instituto Nacional de Industria y el Instituto Nacional de Hidrocarburos, dos de los grandes conglomerados del sector público español en la etapa de desarrollo económico vivido en las décadas de los setenta y de los ochenta. Previamente, había presidido la primera siderurgia española, Altos Hornos de Vizcaya, y desempeñado altos cargos directivos en otras grandes empresas como Pegaso o Ford España, empresa para la que puso en marcha la factoría de Almussafes (Valencia).
Claudio Boada tenía fama de buen gestor, tanto en el mundo de la empresa como en el sector financiero. En 1985, sutituyó a Alejandro Albert en la presidencia del Banco Hispano Americano -antes ocupó simultáneamente las vicepresidencias del Banco de Madrid y del Banco Catalán de Desarrollo-, cargo que ocupó hasta 1990, en que cumplió los 70 años, aunque permaneció como consejero en la institución.
Boada había llegado a la entidad cuando ésta atravesaba momentos difíciles. Con la aplicación de una política exhaustiva de saneamiento, logró recuperar el terreno que la institución había perdido en un mercado todavía dominado por un gran intervencionismo. También devolvió a las ganancias al Urquijo Unión, entidad filial del Hispano, con un proceso de saneamiento que costó unos 95.000 millones de pesetas.
Durante su presidencia, el Banco Hispano Americano aumentó su grado de colaboración con otros bancos europeos, principalmente el alemán Commerzbank, el francés Crédit Lyonnais y el italiano Banco di Roma, lo que permitió crear, en 1989, el primer holding bancario de Europa con un posterior intercambio de acciones entre los cuatro.
Claudio Boada presidió el Banco Hispano Americano hasta unos meses antes de que su sucesor, José María Amusátegui, iniciara el proceso de fusión de la entidad con el Banco Central, que entonces presidía Alfonso Escámez. Durante su mandato al frente del Hispano, Boada siempre se opuso a participar en una concentración bancaria porque, para él, el tamaño no era sinónimo de eficiencia y prefería una entidad más pequeña que diera una atención a los clientes más personalizada de lo que podían hacerlo las grandes instituciones.
Álvaro Fernández-Villaverde, duque de San Carlos, estrecho colaborador de Boada, manifestó ayer: "Perdemos a un gran servidor de España. Desde la empresa pública y privada dedicó todo su esfuerzo por el desarrollo económico y social de nuestro país. Tenía ideas muy claras y sabía formar equipos. Además, ha sido un ejemplo de humanidad honradez y lealtad. Los que aprendimos de él no le olvidaremos".
Además de su dedicación profesional, Boada sentía un gran interés por el mundo de la cultura y era miembro del Patronato del Teatro Museo Gala-Salvador Dalí. Precisamente, su labor de difusión de la obra del genial pintor catalán hizo que el Gobierno le concediera en 2004 la gran cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
Casado con Eulalia Pallerés, tenía cinco hijos: Claudio, Eulalia, Francisco de Paula, Pedro e Ignacio, con quienes siempre conversaba en catalán. Su hijo Claudio es en la actualidad presidente del Círculo de Empresarios.
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