Balance positivo del atletismo español

Finalizados los juegos de Göteborg-2006, el atletismo español, ha dejado buen sabor de boca para el aficionado, y público en general.

Grandes han sido los logros y positivos los resultados que eleva la clasificación del superequipo de atletas españoles al segundo mejor resultado en los 16 campeonatos de Europa. Quintos en el medallero, con 11 medallas y 26 finalistas (clasificados entre los 11 primeros), terceros en el ranking por puntos.

Vencieron una vez más nuestros fondistas en carreras tan prestigiosas como la de 5.000, oro para Jesús España, y 5.000 mujeres, oro para la mítica atleta Marta Domínguez, y la excelente plata de Chema Martínez en 10.000. Y cómo no, el oro madrugador de Paco Fernández, nuestro querido paisano accitano, más conocido por "Paquillo", erigido con esta última y épica gesta, como el mejor marchador de todos los tiempos que ha dado el atletismo europeo, motivo de orgullo para Guadix y por ende para los granadinos en general.

El resto de medallas nos han sabido a gloria, las tres platas como si hubiesen sido oros, y los cinco bronces como verdaderas e incuestionables gestas de nuestros atletas, principalmente las conseguidas en la última jornada de los juegos por el corredor maratoniano Julio Rey, toledano, luchador donde los haya con verdadero espíritu de superación e incuestionable pundonor, que ha conseguido el bronce en una de las pruebas más duras e insufribles.

Una maratón de más de dos horas, de 42 kilómetros, disputada en la mañana del domingo por las calles de Gotemburgo. El doblete de bronces conseguidos por Juan Carlos Higuero, en 1.500 y 5.000, y por supuesto destacar la primera atleta española que sube al pódium en una gran competición, alzándose con el mejor resultado jamas conseguido en la modalidad de lanzamiento de jabalina por la jerezana Mercedes Chilla.

La lectura que debemos de hacer con respecto a estos Juegos, del atletismo español, es altamente positiva, con una representación y peso especifico en el panorama continental, que nos eleva a la consideración de superpotencia atlética.