Objetivo, eludir el contacto con Hezbolá

España es partidaria de que las tropas de los países occidentales se desplieguen junto a la frontera de Israel y que los contingentes de países musulmanes lo hagan al norte de la franja de seguridad, según fuentes de Defensa. Se evitaría así el contacto directo entre los militares occidentales y los milicianos de Hezbolá. La FINUL no se ocupará de desarmar a la milicia chií, lo que corresponderá en todo caso al Ejército libanés, pero deberá garantizar que no haya elementos armados al sur del río Litani. El despliegue, la cadena de mando y las reglas de enfrentamiento son algunas de las dudas que siguen rodeando el envío de tropas. El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, prometió ayer explicarlo todo, "de la A a la Z" en el Parlamento.

Los deseos de España tropiezan, sin embargo, con obstáculos. Israel advirtió ayer que no aceptará a países musulmanes como Malaisia e Indonesia, que han ofrecido 1.000 soldados cada uno, porque no tienen relaciones diplomáticas con el Estado judío.

Israel también mostró, por boca de un alto cargo de Exteriores, su "decepción y preocupación por la parcialidad del Gobierno español" en el conflicto, informa Efe. Pese a ello, agregó: "Estamos esperando la participación europea [en la FINUL] y no excluimos de ninguna manera la española, sino todo lo contrario".

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo ayer que, para que España envíe tropas a Líbano, deben darse tres condiciones. "Tiene que haber un alto el fuego efectivo, real; tiene que haber un cumplimiento de las reglas que esa resolución [la 1701] establece a todas las partes; y tiene que haber unas garantías de lo que va a ser el desarrollo [de la misión] desde el punto de vista operativo y desde el punto de vista estrictamente de la naturaleza de la ocupación de las fuerzas", afirmó, según Efe.