El colectivo 'okupa' de Gràcia toma un solar del barrio para celebrar su fiesta alternativa
Los vecinos arreglan los daños en los adornos causados por la lluvia y reanudan su programa
Los okupas de Gràcia están empeñados en celebrar su propia fiesta mayor, aunque el Ayuntamiento de Barcelona les ha denegado los permisos. Por eso realizaron ayer una manifestación, convocada por la Assemblea de Festes Alternatives, que concluyó con la ocupación de un solar ubicado en el número 70 de la calle del Torrent de l'Olla, entre las de Siracusa y Tordera. Con anterioridad a la toma del espacio, los manifestantes recorrieron el barrio en un pasacalle festivo que interrumpió el tráfico en su punto de partida, la calle de Escorial. Las fiestas oficiales se reanudaron tras las lluvias.
La marcha de los okupas iba encabezada por una pancarta en la que se leía: "Por una fiesta incívica, alegre y combativa". El programa de los festejos que tienen previsto hacer allí incluye varios conciertos nocturnos. El pasacalle transcurrió sin incidentes, aunque causó perplejidad entre las personas que abarrotaban Gràcia con motivo de su fiesta mayor. Tras las lluvias del día anterior, la actividad festiva se reemprendió con normalidad, pese a los desperfectos que las tormentas causaron en varios decorados.
Durante el pasacalle, amenizado por el grupo la Electrotuna, la policía no hizo acto de presencia, aunque cuatro furgones de los Mossos d'Esquadra estaban apostados en la confluencia entre las calles del Torrent de l'Olla y Còrsega. Los okupas no tenían previsto celebrar anoche en el solar ningún tipo de acto, ya que se estaban dedicando a los preparativos pertrechados de litronas. Para acceder al lugar, rompieron el candado de la puerta de una pared de uralita. Además, se hicieron con una toma de luz con un cajetín de la calle, informa Vanessa Pi. En otras ocasiones ya han ocupado el mismo solar. Los antisistema repartieron octavillas en las que criticaban la ordenanza del civismo. "Por eso nos declaramos incívicos e incívicas, y por eso aprovecharemos, otra vez más, la fiesta mayor para denunciar esta farsa", se apunta al final del texto.
Por su parte, los vecinos seguían ayer reparando los destrozos causados anteanoche por las tormentas, unas lluvias que han causado muchos desperfectos en varios decorados, especialmente en los de las calles de la Fraternitat, Providència, Bruniquer y en uno de los tramos de Verdi, entre otros enclaves. Su propósito era salvar lo que se pudiera mantener en pie y comprobar la seguridad de los techos efímeros de estas decoraciones frente a la amenaza de desplome. Una vez pasada la mala jugada de las tormentas, la fiesta se reemprendió ayer con más ganas y un sinfín de propuestas lúdicas y culturales.
La protesta de los okupas coincidió con la visita a Gràcia del alcalde de Barcelona, Joan Clos, quien se felicitó por la calma que ha reinado en el inicio de la fiesta y deseó que continúe así hasta el final. Asimismo, el alcalde se mostró confiado en la eficacia de los Mossos d'Esquadra para evitar posibles altercados. Clos no fue el único político que se paseó ayer por Gràcia. También estuvieron el consejero de Economía, Antoni Castells, y el de Relaciones Institucionales, Joan Saura. Los tres llamaron al civismo.
Los okupas no son los únicos que arman ruido. En Gràcia, el número de colectivos antisistema es inabarcable. Uno de los más peculiares se denomina Escamot Francesc Derch, ligado al Grup 1850, cuyo principal afán es la "independencia" del barrio. Sus miembros secuestraron el martes por la mañana el pendón de la ciudad de Barcelona que engalanaba el balcón de la sede del distrito, ubicado en la plaza de Rius i Taulet. Además, dejaron una nota reivindicativa sobre la mesa del despacho del concejal del distrito, Ricard Martínez, de Esquerra Republicana de Catalunya. En un comunicado, el Escamot Francesc Derch asegura que devolverá la bandera al Ayuntamiento de Barcelona una vez acabadas las fiestas y amenaza con destruirla si la policía intenta rescatarla con anterioridad y a la fuerza.
Anécdota simpática
Martínez se refirió ayer a este hecho en un acto de homenaje a los participantes en la fiesta mayor. A juicio del concejal, el robo es "una anécdota divertida" y sin mayor trascendencia. Asimismo, consideró que es una buena excusa para plantear la relación que Gràcia debe mantener con Barcelona. No obstante, el secuestro del pendón ha vuelto a poner en duda la seguridad del barrio durante los festejos, a pesar del amplio dispositivo policial desplegado en Gràcia durante estos días.
Muchos vecinos del barrio no entienden cómo se puede acceder a un edificio oficial muy custodiado con esa impunidad. Fuentes del distrito lo achacan al ajetreo propio de las fiestas. En la plaza de Rius i Taulet se celebran muchos actos culturales a cargo de diversas agrupaciones, que guardan en la sede del distrito sus útiles festivos. El Escamot Francesc Derch ya realizó una acción reivindicativa el pasado mes de julio, cuando colgó en el campanario de la plaza de la Vila una pancarta en la que pedía la independencia del barrio.
En el mismo acto, la consejera de Bienestar y Familia de la Generalitat, Carme Figueras, mostró su preocupación por la falta de locales con los que cuentan los vecinos de Gràcia para montar los adornos callejeros, una de las quejas recurrentes de los organizadores de la fiesta mayor por el alto precio de los alquileres. Figueras dijo que esta reivindicación se estudiará conjuntamente con el Departamento de Cultura.
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