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La gran cita festiva de agosto en Barcelona

Las tormentas deslucen la primera jornada de las fiestas de Gràcia

Los decorados de las calles sufren algunos desperfectos, pero el programa se mantiene

Las lluvias caídas en Barcelona causaron ayer desperfectos en algunos decorados de las calles de Gràcia, que celebra su fiesta mayor hasta el lunes. Los vecinos del barrio trataban de proteger los adornos con plásticos, aunque lamentan la falta de medios a su disposición, básicamente locales donde conservar materiales y herramientas varias. No obstante, pese a la amenaza de tormentas, la programación se mantuvo sin apenas cambios durante buena parte del día.

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Desnudos bajo la lluvia

Los visitantes y curiosos que acudieron ayer a contemplar los adornos callejeros de la fiesta mayor de Gràcia tuvieron que hacerlo con paraguas. Una lluvia persistente causó pequeños desperfectos en algunas de estas decoraciones. La calle de Tordera fue de las más afectadas. Sus vecinos han creado el engranaje de un reloj, un mecanismo lleno de luces y cableado eléctrico que tuvo que retirarse anteanoche a causa de la humedad. Por la mañana volvieron a reponerlo, pero estaban temerosos de nuevas lluvias que lastren el trabajo de tanto tiempo.

En esta calle, no obstante, ya están acostumbrados a las calamidades. El año pasado unos vándalos destrozaron el esqueleto de la sardina que engalanaba la calle, una de las pocas que no tiene barra de bar para evitar altercados originados por el consumo de alcohol. En la plaza de Rovira, los adornos estaban envueltos por la mañana con bolsas de basura. Pese a la amenaza de tormentas, los organizadores de las fiestas mantuvieron la programación. Sólo el pasacalle previsto por la tarde tuvo que ser suspendido a medio espectáculo. Si las lluvias continúan, es posible que hoy se cancelen algunos conciertos.

Los nubarrones no pudieron evitar la admiración que producen los adornos de las calles de Gràcia, creados en su mayoría con materiales reciclables. Algunos son muy espectaculares, como la decoración de uno de los tramos de la calle de Verdi, poblado por gigantescos marcianos y naves espaciales. Los artistas de este decorado han tirado la casa por la ventana y han utilizado, entre otros recursos, ruedas de tractor y viejas cámaras fotográficas. En el otro tramo engalanado de la calle de Verdi, se ha reproducido un escenario de cuentos infantiles lleno de personajes populares. En la calle de Mozart, los vecinos han recreado una particular historia del planeta Tierra, desde el big bang hasta el alzamiento de rascacielos.

Hay motivos decorativos para todos los gustos: paisajes otoñales (calle de Joan Blanques), bosques en los que campan un sinfín de insectos (calle de Bruniquer), versiones en papel maché de la película Shrek (calle de la Providència); vidrieras modernistas (calle de Puigmartí); videojuegos clásicos como el comecocos (calle de la Llibertat), y un onírico viaje a Ítaca (calle de Joan Blanques de Dalt), entre otras muchas propuestas. Los vecinos utilizan plásticos y pinturas especiales para proteger los adornos de las lluvias, pero no siempre es posible. Cuando en anteriores ediciones las tormentas los han destrozado, los organizadores han premiado simbólicamente a todos los participantes para animarles a continuar una tradición centenaria.

Aunque el pregón inaugural del lunes transcurrió sin altercados, ayer se supo que una persona resultó herida al caerle en la cabeza la carcasa de un petardo. El incidente sucedió durante la actuación del grupo Artristras, que realizó un animado y aplaudido pasacalle titulado Medusa.

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