La responsabilidad de los incendios forestales
Como todos los años por estas fechas, los incendios han llegado. Y como siempre, a Galicia con la virulencia acostumbrada. Quizá este año con más, pero que Galicia reúne, ella sola, cerca del 50% de los incendios acaecidos en España no es nuevo, lleva años sucediendo. Los gallegos deberán analizar por qué, pero es difícil de entender.
Para que un incendio se produzca hacen falta tres cosas: una fuente de calor, oxígeno y combustible. Aire y combustible, en este caso forestal, hay por todo el territorio y la fuente de calor la suele producir el hombre. Y la produce por multitud de motivos; no hay más que consultar las estadísticas. Las más de las veces por negligencia, y las menos, por intereses económicos. Ni los maderistas ni los especuladores urbanísticos son los que producen los incendios. Cualquier mensaje o iniciativa desviando la atención hacia estos colectivos no hace más que exculpar a los responsables, aunque en realidad la culpa la tenemos un poco todos.
Unos, por desidia; otros, por falta de civismo; otros, por irresponsables; otros, por demagogos, y no pocos, por callar. Porque desidia es quemar rastrojos o pastos sin medir las consecuencias. Porque falta de civismo es tirar una colilla o hacer barbacoas cuando no se debe, aunque se pueda. Porque irresponsable es el que echa la culpa a las administraciones cuando son las únicas que gastan dinero, poco o mucho, en la prevención y la extinción. Porque cómplice es el que sabe quién quema y no lo denuncia. Porque demagogia es decir que arden pinos y eucaliptos y no encinas o hayas. Son las condiciones climáticas, junto con la acción del hombre, y no las especies forestales las que favorecen este tipo de catástrofes.
Y se quema más porque hay más bosques y más gente, y porque el monte ya no genera riqueza como antaño. Y porque no hay una apuesta decidida por hacer política forestal real y efectiva. La solución tampoco está en dar subvenciones en las zonas incendiadas; el dinero debe llegar antes, no después, porque si no, acabará siendo un motivo más para quemar. Subvencionar la prevención, la gestión activa, la generación de riqueza y puestos de trabajo. Y para ello estamos ahora en un momento fundamental y decisivo.
En las esferas políticas se está decidiendo el nuevo destino de los fondos europeos de desarrollo rural para el periodo 2007-2013, el nuevo fondo Feader. Ese dinero que tanto ha hecho por la agricultura y la ganadería españolas en los últimos años y tan poco por nuestros montes. Creo que es buen momento para que las dos ministras, la de Agricultura y la de Medio Ambiente, se sienten sosegadamente, sin recelos corporativos ni intereses espurios, y hagan política para todo el medio rural, porque lo agrario también es lo forestal, no sólo lo agrícola y lo ganadero.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.