"Lo siguiente es el canto hecho por ordenador"

Productor y batería. Fundador de Dissidenten y miembro de los grupos Pili y Pili y Tomás San Miguel Txalaparta.

PREGUNTA. ¿Cuándo se planteó recurrir a la electrónica?

RESPUESTA. A principios de los ochenta cuando salió la primera drum machine o caja de ritmos. Tenía una banda electrónica en Berlín y empezamos a utilizar sintetizadores y electrónica en Dissidenten. Creo que fui el primero en Europa. Copié una Linn Drum con una computadora Commodore y puse sus sonidos en chips.

P. ¿Cómo cree que ha influido la electrónica en la música popular del siglo XX?

R. Mucho. Ahora hay mucha precisión, es muy groovy. Los ordenadores en la producción consiguen que puedas hacerlo perfecto. También tiene consecuencias para la gente, que siente el beat perfecto. Se usa mucho en las discotecas. Ahora lo haces todo con ordenador. Están por todos lados.

P. ¿Las nuevas tecnologías no acaban por desvirtuar las músicas tradicionales?

R. No, todo está especializado. Hubo un tiempo en que la gente mezclaba música tradicional y electrónica, pero la tradicional ya tiene su propia sección en las tiendas. Hay mucho negocio también, sellos, medios e intereses en la música tradicional. Se han creado categorías para cada tipo de música. Antes, si usabas la electrónica tenías más posibilidades de ser más conocido; ahora, haciendo música tradicional pura, puedes tener más éxito incluso que haciendo pop. Depende de ti, de tu creatividad y del gusto del público.

P. ¿Cómo ve en el futuro la relación música / tecnología?

R. El siguiente paso es el canto hecho por ordenador. Pones tus letras y el ordenador las canta. En la música clásica resulta más difícil. Todos buscan copiar todo tipo de instrumentos. Buscan la voz porque la necesitan para todo. No significa que haya sentimientos. Y creo que para gran cantidad de gente los sentimientos no importan, importa más el beat. Vamos hacia una música más fácil, quizá más humana. Ahora todo está fuera de compás y/o de tono, muy rápido o muy lento, los baterías buscan el golpe imposible.