El estigma de la enfermedad mental
No son pocas las personas que asocian esta patología con la comisión de delitos. Es claro que se debe a un desconocimiento del fenómeno, pues un paciente afectado de psicosis maniaco-depresiva o esquizofrenia paranoide (verbigracia), si está diagnosticado y tratado psicoterapéutica y psicofarmacológicamente, no supone peligro para la sociedad. Antes bien, son quienes, ante la observación de su conducta diferente, les rechazan; siendo así que sus deseos y necesidades de integración, en un mundo que se les antoja tan hostil, se ven frustrados.
El miedo hacia estos enfermos, insisto, es consecuencia de la ignorancia. Y ya va siendo hora de que en este siglo no concibamos los males de la mente como acontecía en el siglo XVIII: como resultado de "una posesión demoniaca", de "la mayor degradación moral a la que podía llegar la persona humana", o como "indicios de infortunios". Hemos madurado; ¿o no.
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