EE UU y Francia pactan una resolución para el cese "completo" de las hostilidades

Estados Unidos, principal aliado de Israel, y Francia, última potencia colonizadora en Líbano, forjaron ayer un acuerdo sobre el contenido de una primera resolución del Consejo de Seguridad pidiendo el cese "completo" de las hostilidades entre la milicia libanesa Hezbolá y las fuerzas militares israelíes. Se abre así la primera puerta desde Naciones Unidas para trabajar en una solución diplomática de la crisis. El texto debe ser examinado por el resto de los miembros del Consejo antes de someterlo a votación, quizá en una eventual reunión ministerial esta semana.

El objetivo es que el texto logre el apoyo de los 15 miembros del Consejo de Seguridad

Las cosas empiezan a moverse en la ONU después de tres semanas en el limbo y en un clima de ansiedad en el seno del Consejo de Seguridad ante las dificultades con las que se topaban Washington y París para llegar a un compromiso que permita poner fin a la escalada de violencia y de destrucción que se vive en Líbano, que se ha cobrado la vida de más de un millar de personas. El paso dado por las dos potencias occidentales es importante para una solución política de la crisis. Pero el lenguaje del texto tuvo que rebajarse notablemente en aras del acuerdo.

La iniciativa franco-estadounidense, a la que también contribuyó Reino Unido, se basa en las resoluciones 1.559 y 1.680, en las que el Consejo de Seguridad pidió expresamente a Beirut que procediera al desarme de las milicias presentes en el país. Esos textos reconocen además la plena soberanía e integridad territorial de Líbano.

A partir de ahí, el texto pactado por Washington y París hace un llamamiento al cese "completo" de las hostilidades entre las dos partes. En este sentido, pide expresamente a Hezbolá que "ponga fin de inmediato a los ataques", y a Israel, que ponga fin a "todas las operaciones militares ofensivas". Esta fórmula permitirá a Israel responder ante cualquier ataque lanzado por la milicia chií, según indicaron fuentes en la ONU, lo que se considera como una victoria para Washington e Israel.

En paralelo, el texto enfatiza la necesidad de seguir trabajando para crear las condiciones que permitan alcanzar un alto el fuego permanente y una solución duradera a la crisis. Esos parámetros, que deberían respetar las dos partes en conflicto, pasarían por:

- El respeto estricto de la soberanía e integridad territorial de Israel y Líbano, así como de la Línea Azul.

- La delimitación de las fronteras internacionales de Líbano, en particular en las áreas en disputa, como las granjas de Chebaa.

- La creación de una zona libre de personal armado, efectivos y armamento, salvo el caso de las fuerzas militares y de seguridad de Líbano y las que operan bajo mandato de la ONU.

- El desarme de todas las milicias en Líbano y la extensión de la autoridad del Gobierno libanés sobre todo su territorio.

- El establecimiento de un embargo internacional de venta y suministro de armas hacia Líbano.

- La eliminación de fuerzas extranjeras presentes en Líbano sin el consentimiento de su Gobierno.

La resolución pactada expresa la intención del Consejo de Seguridad de desplegar una fuerza multinacional que dé apoyo al Ejército libanés para crear un clima de seguridad en la zona y contribuir a la aplicación del alto el fuego permanente. Esa misión se basará en el Capítulo Séptimo de la Carta de la ONU y actuaría en principio en la frontera de Líbano con Israel y Siria.

Pero para que pueda autorizarse su despliegue, el Consejo de Seguridad deberá adoptar una segunda resolución en la que se recoja el mandato y las condiciones de fuerza multinacional de estabilización, que podría liderar Francia. Hasta entonces, será la misión interina de Naciones Unidas, presente al sur de Líbano (FINUL), la que supervisará el cumplimiento del cese completo de las hostilidades y la aplicación del embargo.

El embajador de EE UU ante la ONU, John Bolton, espera que la resolución se adopte "rápido", aunque evitó hacer predicciones. Las delegaciones suelen necesitar un mínimo de 24 horas para consultar con sus respectivas capitales y eventualmente ofrecer cambios al texto, por lo que el voto podría producirse tan pronto como mañana lunes.

Las reacciones al anuncio del acuerdo no se hicieron esperar. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se mostró "feliz con el progreso realizado", según explicó su portavoz, Tony Snow. Sin embargo, el mandatario es muy consciente de que "aún queda mucho por hacer". También el embajador de Francia ante la ONU, Jean-Marc de la Sablière, se declaró muy "animado" y expresó su convencimiento de que el texto será "bien recibido". Así ocurrió con Israel, que valoró anoche el proyecto franco-estadounidense, si bien se reservó su respuesta. "Es muy importante porque el texto muestra que entramos en la fase diplomática", dijo Isaac Herzog, ministro de Turismo y portavoz del Gobierno. "Pero debemos conocer todos los detalles para pronunciarnos".

Por el contrario, Líbano no tardó en expresar su descontento con la iniciativa. "Nos oponemos a ese proyecto, y hemos enviado un texto con nuestras reivindicaciones", declaraba ayer a la agencia France Presse un alto funcionario. Por su parte, Nuad Mammoud, representante libanés ante la ONU, señaló que el texto no recoge "las preocupaciones" de su país.