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CLÁSICA

Lo que es la vida: premio a un cubano que dejó a Fidel

Cómo es la vida. El mismo día que anuncian que Fidel Castro está gravemente enfermo, los Proms homenajean por sus 80 años a un compositor que estuvo del lado de la Revolución en sus inicios, que fue a Cuba a sentirse un verdadero artista burgués comprometido con los guerrilleros triunfantes. Como tantos, Hans Werner Henze (Güthersloh, 1926), se desencantó del proceso, siguió siendo burgués y creció como artista a pesar de tanta contradicción. Hoy es uno de los nombres capitales de la música de la segunda mitad del siglo XX. Él, que había compuesto en 1968 La balsa de la Medusa en honor al Che Guevara, opta en Voices -una obra escrita en 1973- por usar, entre otros en diferentes lenguas, tres poemas en español. Sus autores, Heberto Padilla y Miguel Barnet, protagonista aquel de uno de los primeros grandes problemas de la nueva Cuba con sus intelectuales, emblema este antaño de la mejor literatura de la Revolución y hoy medio perdido. Castro y Henze están viejos y enfermos y los dos pasarán a la historia por caminos distintos, aunque esos mismos caminos se cruzarán un día para no volver a encontrarse nunca.

Más que intención

Escuchar Voices después de más de 30 años era una experiencia para la que convenía no prepararse demasiado. No recordar ese viejo asunto del intelectual comprometido ni oír la obra antes. Salir de casa, cruzar el parque y entrar en el Royal Albert Hall a ver qué pasaba. Y lo que pasó es lo que suele suceder cuando el arte se ocupa de las cosas de la vida sin dejarse comer por ellas. Lo que antes fue también postura política hoy emociona porque los textos de las canciones -Brecht, Ho Chi Minh, Heine, Ungaretti, Randall, Enzensberger, ...-nos siguen sirviendo y la música les sirve a ellos con algo más que intención. La orquesta de Henze es, además, de una variedad asombrosa, y, claro, dos solistas vocales -excelentes Mary King y Christopher Gillett- que tienen mucho que cantar y que decir, las dos cosas bien juntas. Para conseguir el formidable resultado -que ojalá escuchara Henze por la BBC en su retiro romano- nadie mejor que la London Sinfonietta, un mito andante de la música contemporánea a cuyo mando estuvo su director laureado, el compositor Oliver Knussen, en un trabajo irreprochable.

La conexión cubana de Voices siguió a otra latina en los Proms de este año: Juan Diego Flórez. Allí en vez de poemas, hubo arias de Rossini y Donizetti, México lindo y querido, El día que me quieras y hasta la segunda suite de El sombrero de tres picos, el pobre Falla emparedado entre Gardel y Jorge Negrete. Pero ¿a quién le importa aquí la música española? Lo que contaba era Flórez, eso sí, fabuloso.

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