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EL ENIGMA
Columna
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La crisis del 'quifaquè'

Javier Sampedro

Mientras rodaba El sueño eterno, Howard Hawks echó en falta un dato. Había que matar al chófer de la familia Sternwood, pero el guión no decía quién lo mataba y así no había forma de convocar al actor correspondiente.

Hawks era un hombre práctico, así que agarró el telégrafo (o lo que se agarrara por entonces) y le pidió el dato directamente al novelista: ¿Quién demonios mató al chófer? Raymond Chandler respondió de inmediato: "No tengo ni idea". Asunto arreglado. Hawks decidió pasarse al western, donde el problema no suele ser descubrir al asesino, sino adivinar quién es el muerto. La anécdota demuestra la crisis que, ya en los años cuarenta, sufría la novela policiaca, el whodunit (el "quienfué", o mejor en catalán: el quifaquè). Agatha Christie había agotado ya todas las permutaciones de 10 personajes tomados de dos en dos, excepto que el asesino fuera el editor de la novela (¿y quién publicaría eso?).

Los genetistas se enfrentan ahora a una crisis parecida. Siempre se han dedicado al quifaquè -qué gen hace qué cosa-, pero los genes no son mucho más variados que los personajes de Agatha Christie: unos mandan señales, otros las reciben, otros regulan a otros genes y se nos acaba el reparto. Si le preguntas al médico la razón de tu miopía, te dirá que se debe a un gen que recibe señales o que regula a otros genes, lo que viene a ser una modalidad pedante de la respuesta de Chandler. Y tú tendrás que pasarte al western, donde al menos nunca falta la luz del sol. La novela policiaca resolvió su crisis pasando del quifaquè al "dondestá". Vale, ya sabemos que el asesino va a ser el mayordomo, o el editor, pero lo que nos interesa averiguar es dónde rayos ha escondido la cubertería (o el cheque). Y ahora necesitamos una biología del "dondestá": una que no me diga que mi gen manda señales, sino en qué dirección las manda. Somos formas, y nuestra esencia es una geometría que no entendemos. Este año me propongo plantearles un enigma diario, y he abierto un blog

www.elpais.es/elenigma/ para que respondan. Ahí va el de hoy: ¿Se puede escribir una novela policiaca con sólo dos personajes? ¿Y con uno? Venga, que tanto sol no puede ser bueno ni para la miopía.

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