A la playa con porra y pantalón corto
Cuarto agentes controlan desde el pasado fin de semana el cumplimiento de la nueva ordenanza
Se pasean en pareja por las playas y las calles de la población, ataviados con polo azul, pantalón corto, gorra playera y calzado deportivo. Son los cuatro agentes cívicos que desde el pasado fin de semana velan por el cumplimiento de la nueva ordenanza municipal de civismo que ha entrado en vigor en Sitges este verano y que en uno de sus artículos recomienda que turistas y vecinos no vayan por la calle con el torso desnudo. La porra que cuelga de su cintura recuerda que son agentes de la Policía Local, destinados exclusivamente a hacer cumplir la normativa para que vecinos y turistas respeten el espacio público y la convivencia. Éste ha sido su primer fin de semana de trabajo y la reacción de la gente ha sido mayoritariamente positiva.
Los policías regalan camisetas a los turistas que van por la calle con el torso desnudo
De momento se limitan a recordar las normas que establece la nueva ordenanza, pero dentro de unos días empezaran a poner las multas. Para el alcalde de Sitges, Jordi Baijet, "la policía también debe estar para educar".
Christian y Álex son dos de los agentes cívicos. El sábado por la tarde se paseaban por las playas de Sant Sebastià y de Balmins. Su atención se centraba sobre aquellos ciudadanos que, a sabiendas o ignorándolo, incumplían la normativa. Sitges se acerca a los 30.000 habitantes y en verano la población se multiplica por cuatro con facilidad. La ordenanza era necesaria, porque el pueblo crece y "porque la gente, cuando no está en su ciudad, se desmelena", dice un responsable de la Policia Local refiriéndose a los miles de turistas que visitan la localidad. En las últimas semanas, los agentes cívicos se han preparado para controlar que no se dañe el césped, que se cumpla la normativa sobre residuos, que nadie se pasee con el torso desnudo y que los propietarios lleven atados a sus perros.
Esta última es a todas luces la tarea más complicada. Los canes no pueden entrar en la playa y fuera de ella deben estar siempre atados con una correa. "Cuando les dices que no pueden tener el perro en la arena, reaccionan como si quisiéramos echar de la playa a su pareja o a su hijo", explica Álex. Los agentes se acercan al dueño del perro y le explican que está incumpliendo la ordenanza. El clásico "mi perro no hace nada" es la respuesta más común. Unos se lo toman bien y otros cumplen a regañadientes, pero siempre acaban haciendo caso a los agentes.
Entre las playas de Sant Sebastià y Balmins hay un pequeño descampado, sin urbanizar y poco transitado. En él, los agentes cívicos descubren a un joven jugando con su perro, sin atar. Le piden que le ponga la correa y el muchacho responde que no la lleva, que se la ha dejado en casa.Sin demasiado entusiasmo, accede a ir a por ella, aunque no sin lanzar un comentario: "es ridículo y una estupidez tener que llevar el perro atado en una zona como esta".
La ordenanza es para todo el municipio. El perro es el animal de compañía más habitual, pero no el único. Eso lo tiene claro Christian, que hace unos días se encontró en la playa a una mujer con una serpiente pitón alrededor de su cuello. El agente tuvo que insistir para hacer entender a la mujer que el exótico animal podía crear recelos entre el resto de bañistas.
El artículo de la ordenanza que "recomienda" no pasearse con el torso al desnudo parece no tener efectos en el paseo marítimo, donde los agentes hacen la vista gorda. Pero en el resto de calles los agentes regalan camisetas a los que andan a pecho descubierto.
La ordenanza prohíbe la venda ambulante y Christian detuvo el pasado sábado a dos personas que incumplían la normativa. Los agentes también aconsejan a los turistas execesivamente confiados. Un vehículo permanecía el sábado estacionado con una ventanilla totalmente abierta y los agentes intentaron encontrar al propietario para recomendarle que sea más precavido si quiere evitar la acción de los ladrones. "Ayer nos vino uno a denunciar que le habían robado la cartera, ¡que había dejado en su Porsche descapotable y con las llaves en el contacto!", exclama Álex.
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