"Al turista le trae al fresco el caso Malaya"
El presidente de la gestora afirma que la temporada turística en Marbella no se ha resentido
Al abogado socialista Diego Martín Reyes (Málaga, 1952) le van los retos. De ahí que optara por presidir la comisión gestora de Marbella y aparcar su bufete el pasado abril tras más de 25 años de carrera. La operación Malaya y "la ruina" de las arcas municipales han provocado en el verano marbellí un inédito cóctel. El humor negro brota en Martín Reyes para asimilar una tormenta política que al parecer no ha afectado al aluvión de turistas.
Pregunta. ¿Se ha resentido la temporada turística con la operación Malaya?
Respuesta. En absoluto, al contrario. Tenemos una subida del índice de ocupación hotelera en torno al 18% con respecto al año pasado. La virtud de Marbella es que hay que cosas que ni queriendo se estropean.
P. ¿Es consciente el turista de la operación policial en marcha?
R. Al turista internacional que viene a un hotel, la operación Malaya le trae al fresco, pero no a los inversores y al turismo residencial extranjero. Además, noto una cierta preocupación de los medios de comunicación extranjeros.
P. ¿Perjudica el urbanismo desmedido al atractivo del destino turístico?
R. Como turista, siento que el ladrillo agobia. Cuando busco horizontes distintos y me encuentro con zonas como Benidorm, no me gustan porque se parecen muchísimo a la calle donde vivo.
P. ¿Hubiera votado a favor del Plan de Ordenación Territorial de la Costa del Sol contra el que se han rebelado incluso alcaldes del PSOE?
R. Es un plan de disciplina urbanística exigente y que pretende salvaguardar gran parte del medio ambiente malagueño. El plan establece unas reservas vitales para evitar que las casas trepen por la autovía hasta el infinito, y creo que hubiera votado a favor.
P. ¿Cuál es el mayor quebradero de cabeza de la gestora con la que está cayendo?
R. Hay varios: el tema que más me preocupa es el de personal, porque nuestras decisiones deben ser muy equilibradas debido a las personas que fueron contratadas. El urbanismo me inquieta porque puede tener consecuencias indeseables como las demoliciones, aunque creo honestamente que no se producirán muchas pese a la alarma creada. Además, me preocupa la línea de acción de la gestora, que acredite que los partidos políticos encuentran soluciones cuando llegan situaciones de emergencia.
P. ¿Son las demoliciones el actual fantasma de Marbella?
R. Es una solución posible, pero sólo para casos muy puntuales e inevitables, ya que la inmensa mayoría de viviendas encontrarán la legalización aunque con compensaciones. El que ha ocupado una zona verde en el centro de la ciudad tendrá que compensar al municipio de alguna forma tras el beneficio obtenido.
P. Al echar la vista atrás, ¿cuál cree que fue el origen del gilismo en 1991?
R. Probablemente el desencanto de la población, harta de una pelea de gallos continua, de una guerra sin cuartel... y entonces llegó un señor [el ex alcalde Jesús Gil] que dijo: "Fuera burocracia". Lo hizo en un momento en que el Ayuntamiento era riquísimo, y los ciudadanos vieron los resultados de saltarse todos los engorrosos controles, y esto propició lo que vino después...
P. ¿La actual quiebra provocará que continúen los problemas de la limpieza con los parches hasta octubre?
R. Tenemos camiones matriculados en 1991 y no tenemos capacidad inversora para renovar la flota. La basura que hay en la calle es la que han dejado los otros. Ahora no hay esos ingresos extras que permitían el arreglo del camión para que saliera cada día. La gente tiene que tener claro que la mala administración de hoy termina teniendo su reflejo. Ahora estamos viendo la basura de los otros, que nos toca recoger a nosotros.
P. ¿Qué tal se maneja con los idiomas en la multinacional Marbella?
R. Fatal. Hace poco me vi en un brete con el cónsul de Kuwait que empezó a hablarme en árabe, aunque segundos después comprobé aliviado que el señor que le acompañaba era su intérprete.
P. ¿Ha reducido su jornada, le ve más el pelo la familia por casa?
R. Sí, algo más. Procuro hacer vida familiar los fines de semana porque recupero una normalidad, aunque regreso a diario muy cansado y desde que empecé tengo la sensación de encadenar los días. Necesito el fin de semana para darme cuenta de que los días tienen 24 horas...
Malabarismos financieros
La limpieza es el problema más acuciante al que se enfrenta la gestora para que el verano prosiga sobre ruedas. Más de 500 contenedores de basura estuvieron a rebosar recientemente durante un par de días porque los camiones sufrían continuas averías. La gestora decidió paliar la crisis transfiriendo fondos de otras vocalías, para evitar que las plagas en las calles y las quejas de los comerciantes no llegaran a mayores. Además, los temporales de esta primavera retiraron mucha arena de las playas y esto impidió que las máquinas municipales actuaran para reponer la arena antes del primer aluvión de turistas.
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