El bienestar de la incultura
Cuando los últimos informes PISA sitúan a los alumnos españoles entre los últimos de la Unión Europea en cuanto a conocimientos de Lengua y Matemáticas; cuando se sabe que además no muestran interés en aprender; que se llama al latín y al griego "lenguas muertas"; cuando un alumno me preguntó, en cierta ocasión, a propósito de Sócrates, "qué era eso", me planteo la posibilidad de que los educandos sean felices en su incultura. ¿Qué hacer? ¿Seguir culpando a los profesores porque, según la incomprendida sabiduría del alumnado, son unos ineptos? ¿Seguir permitiendo que pasen al siguiente curso con no sé cuántas asignaturas pendientes del ejercicio anterior?
Para abandonar la preocupación que me invade sobre semejante asunto, me refugio, de momento, en estas bellas palabras de Lucrecio: "Félix qui potest rerum cognoscere causas" ("Feliz aquel que puede conocer las causas de las cosas"). Y, al menos, mientras no se resuelva este problema, me siento vivo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.