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Reportaje:

"Aspiro a trabajar de camionero"

El 'talibán español', que quiere un empleo en Ceuta y tener una "vida normal", escribirá un libro sobre

"Sólo quiero una vida normal. Buscar un trabajo en Ceuta y trabajar, como todo el mundo", dijo ayer Hamed Abderrahaman, Hmido, ante el medio centenar de periodistas convocados por su abogado, Marcos García Montes. "Estoy feliz y contento de volver con mi familia, a la que pensé que nunca volvería a ver".

Fue su primera declaración pública después de que el Tribunal Supremo haya anulado los seis años de prisión por pertenencia a organización terrorista que le impuso la Audiencia Nacional. Hmido, con algunos kilos más, la barba bien recortada y vestido con una camisa blanca y unos vaqueros, quiere volver cinco años atrás en el tiempo, cuando era un joven musulmán ceutí que se preparaba para opositar a la Policía Local. Ahora aspira a ser camionero, "porque es el único título que tengo", confesaba ante los micrófonos con unas gafas de graduación puestas "porque en Guantánamo perdí mucha vista".

"Me amenazaron con que nunca volvería a ver a mi familia", recuerda Hamed

Su abogado le animaba a que volviera a narrar su escalofriante relato, aunque Hamed, el primero que salió del campamento Rayos X, tiene lagunas de memoria y en ocasiones la emoción le dejó con la mente en blanco. "Son algunas de las secuelas que todo esto le ha dejado. Perdió la noción del tiempo y del espacio", justificaba García Montes. "Nunca supe dónde estaba hasta que llegué a Guantánamo. Sé que estuve en Peshawar y en Kandahar, aunque no sé ni cómo ni cuándo", declaró Hamed.

"Nunca he sido terrorista, ni se me ha pasado por la cabeza, y si alguna vez dije que era un mártir me refería a todo lo que me estaba pasando, nunca pensé en inmolarme ni matar mujeres ni niños", dijo en alusión a una de las pruebas condenatorias utilizadas por la Audiencia Nacional y ahora invalidadas por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

Como si de una sala de vistas se tratara, el abogado insistía una y otra vez. "Cuéntales lo de las lentejas, diles cómo te pegaban en el avión", le requería. Hmido, muy tímido e introvertido, intentaba, haciendo un esfuerzo, recordar su calvario. "Me cogieron unos soldados paquistaníes cuando huía de la guerra de Afganistán. Yo sólo fui a estudiar", explicó. "Lo primero que preguntaron fue que si conocía a Bin Laden o si sabía dónde estaba", iba relatando.

El ceutí, que tiene 31 años, narró las torturas y vejaciones a las que fue sometido durante los dos años que permaneció en la base militar, donde era utilizado por los soldados hispanos para mejorar su español, o cómo permanecía todo el día con un potente foco dirigido hacia su celda que le impedía dormir con normalidad. "Me amenazaban diciéndome que nunca volvería a ver a mi familia y que jamás volvería a mi casa", recordaba Hmido, que se acordó de sus compañeros de reclusión. "Me ha alegrado mucho que Europa rechace lo que es Guantánamo, porque allí se sufre mucho".

Mohamed Ali, el portavoz de la Unión Demócrata Ceutí, partido de corte musulmán y con tres escaños en la Asamblea ceutí, y el líder de IU en Ceuta, Mohamed Haddu Musa, pidieron ayer a las instituciones locales que den una oportunidad a Hmido para rehacer su vida. Ali recordó que a lo largo de la presente legislatura su grupo político ha pedido varias veces en la Asamblea, sin éxito, un pronunciamiento sobre el limbo jurídico en el que se encontraba Hmido.

García Montes, que casi monopolizó la conferencia de prensa, reiteró su intención de presentar una demanda "multimillonaria" contra el Gobierno de EE UU por daños y perjuicios, así como por el estrés postraumático que sufre su representado y la severa miopía, secuela física que atribuye al espeso mallado de la celda en la que estuvo recluido tanto tiempo.

Hamed Abderrahaman aspira a que le den pronto un trabajo, pero, por supuesto, escribirá un libro con su experiencia.

Hamed Abderrahaman, durante la conferencia de prensa de ayer.
Hamed Abderrahaman, durante la conferencia de prensa de ayer.EFE

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