Muy animado
Los mercados de valores registraron ayer otra explosión de entusiasmo similar a la de la semana anterior, esta vez de la mano del descenso del precio del petróleo, como consecuencia de la posibilidad de que el conflicto de Oriente Próximo pueda acabar en breve.
El Ibex 35 subió el 2,01%, en línea con el resto de los mercados europeos, y supera el nivel de los 11.500 puntos, lo que ya plantea algunas cuestiones con algunas resistencias que están a "tiro de piedra" del actual nivel de las cotizaciones. El índice de las empresas medianas ganó el 1,64%, y el de las pequeñas, el 1,38%.
La capacidad de los inversores para multiplicar los efectos de cualquier dato o noticia está en la base de la actual volatilidad de los mercados de valores, en los que, en realidad, pocas cosas han cambiado respecto de las últimas sesiones. Sin embargo, la necesidad de adelantarse a los acontecimientos, y más cuando los mercados se mueven tan deprisa, es lo que está provocando estos movimientos un tanto incontrolados que casi convierten a cada sesión de Bolsa en un elemento aislado del conjunto.
La contratación en el Mercado Continuo bajó ligeramente respecto del pasado viernes por la menor actividad institucional, hasta quedar en 4.516,79 millones de euros, mientras que las operaciones "abiertas" se mantuvieron en 2.529,66 millones de euros, casi la misma cifra que la jornada anterior.
La sesión no contó con indicadores económicos relevantes, aunque se conoció el dato de pedidos industriales del mes de mayo en la eurozona, "un dato de la prehistoria", que mostró una importante reactivación interanual.
La Bolsa de Nueva York se unió a los avances de los mercados europeos ante la ausencia de datos adversos y porque los resultados empresariales y las operaciones corporativas parecen ir ganando terreno en el ánimo de los inversores. Tokio, sin embargo, cerró a la baja.
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