19 talibanes mueren en combate con tropas británicas
Tropas británicas de la OTAN y fuerzas afganas aseguraron haber matado ayer en combate a 19 talibanes, mientras que las milicias islámicas radicales aseguraron que van a multiplicar los atentados como el que el sábado asesinó a dos canadienses.
Afganistán está sufriendo la peor oleada de violencia desde la caída del Gobierno talibán, en el invierno de 2001. La mayoría de los ataques se concentran en el sur del país, una zona de la que se harán cargo la próxima semana las fuerzas de la OTAN, que cuentan con un contingente español con 700 militares en el este.
Fuerzas británicas de la ISAF, las tropas internacionales de la Alianza, apoyadas por soldados afganos, atacaron al amanecer varios pueblos en los alrededores de la Lashkar Gah, la capital de la provincia de Helmand, donde se escondían numerosos guerrilleros talibanes, indicó el vicegobernador de la provincia, Mohamed Ajundzada, que agregó que otros 17 islamistas fueron detenidos durante la operación, entre ellos dos paquistaníes. Habitantes de la zona aseguraron que un número indeterminado de civiles había muerto también durante los combates.
Un día después de que un doble ataque suicida matase el sábado a cinco civiles afganos y a dos soldados canadienses de la OTAN en Kandahar, la capital de la provincia del mismo nombre vecina de Helmand, los talibanes han pedido a los afganos no combatientes que se mantengan lejos de las tropas internacionales y de sus instalaciones porque pretenden lanzar una ofensiva de ataques, según afirmó desde un lugar no revelado el portavoz de los talibanes Qari Mohamed Yusaf.
Fuerzas estadounidenses
Las tropas de Libertad Duradera, la coalición internacional liderada por Estados Unidos que combate a los talibanes desde 2001 y que es diferente de la misión de la OTAN, aseguran que los atentados no hacen más que provocar el rechazo de los afganos. "Recientemente hemos visto poblaciones en pueblos y ciudades que han expulsado a los talibanes, a los que no querían dar cobijo", aseguró el comandante Scott Lundy, un portavoz de las fuerzas estadounidenses.
Afganistán ha padecido unos 30 ataques suicidas este año y la mayoría de las víctimas eran civiles, en lo que representa una nueva táctica en este país para tratar de forzar la caída del Gobierno del presidente afgano, Hamid Karzai. Más de 1.700 personas han muerto este año en ataques de los talibanes, mientras que 70 soldados extranjeros han muerto en combate. Desde junio se han producido ofensivas constantes por parte de las fuerzas internacionales, sobre todo en el sur y en el suroeste del país, contra los talibanes, que este año se han mostrado más fuertes que nunca desde que fueron desalojados del poder en el invierno de 2001 tras una campaña de bombardeos estadounidenses apoyada por tropas de la Alianza del Norte.
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