EE UU envía más tropas a Bagdad ante la escalada de la violencia
Human Rights Watch denuncia torturas generalizadas de detenidos
El más alto oficial estadounidense en Oriente Próximo afirmó ayer que la escalada de violencia sectaria en Bagdad se ha convertido en una amenaza mayor que la insurgencia y planea enviar más tropas a la capital iraquí. "La situación provocada por la violencia sectaria en Bagdad es muy seria", dijo el general John P. Abizaid, el jefe del Mando Central, en una entrevista el viernes. "El país puede enfrentarse mejor a la insurgencia que a la violencia sectaria y se necesita actuar de forma más decidida".
El nuevo Gobierno iraquí anunció el mes pasado que iba a aumentar las medidas de seguridad en Bagdad, pero la violencia sectaria y las venganzas entre chiíes y suníes se han apoderado de la ciudad. Dos meses después de que el Gobierno iraquí tomase el poder, "aquello que habíamos esperado no se ha conseguido", afirmó el general Abizaid, que se encontraba en Faluya para analizar con los oficiales de los marines la situación en la provincia de Anbar, la región más violenta del país.
El general George W. Casey, el más alto oficial estadounidense en el país, se entrevistó con las autoridades iraquíes para establecer un plan de seguridad que incluye el despliegue de más tropas, tanto iraquíes como estadounidenses. Por ahora, las tropas que serán desplegadas en Bagdad vendrán desde otras regiones del país, aunque no está claro si el aumento de la violencia hará que el Ejército estadounidense cambie sus planes de reducción de efectivos.
Por otra parte, la organización de derechos Human Rights Watch asegura, en un informe que será publicado hoy, que los detenidos en manos de EE UU en Irak fueron sometidos de forma rutinaria a torturas como la privación de sueño, palizas, posturas dolorosas, etcétera.
Según la organización humanitaria estadounidense, el informe, que se basa en los testimonios de primera mano de tres soldados de EE UU, desacredita los argumentos del Gobierno de George W. Bush de que los malos tratos en la prisión de Abu Ghraib fueron hechos aislados realizados por unos pocos soldados.
"Estos testimonios contradicen el argumento oficial de que las torturas no estaban autorizadas y fueron excepcionales. Al contrario, era algo habitual y autorizado", dijo John Sifton, autor del texto, cuyas informaciones han sido negadas por un portavoz del Pentágono.
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