Txapote reta al tribunal y llama al presidente "monigote de circo"

Javier García Gaztelu, Txapote, dio muestra ayer una vez más del tipo de personaje que es: un etarra sanguinario. En el juicio por el asesinato del abogado y dirigente socialista Fernando Múgica, cometido en 1996, y por el que le piden 72 años de cárcel, Txapote se enfrentó al tribunal y calificó a su presidente, Alfonso Guevara, de "monigote de circo". Al terminar el juicio, Guevara no concedió al etarra su derecho a la última palabra.

Condenado hace unas semanas a 50 años de prisión por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, Txapote ha vivido este juicio con desinterés. Aunque le condenen a los 72 años de cárcel que pide el fiscal, su situación no va a cambiar y la condena es irrelevante. Txapote, que tiene 40 años, volverá a Francia para cumplir la condena que tiene pendiente allí y luego será entregado de nuevo a la justicia española para cumplir un máximo de 40 años.

Durante el juicio, ha habido pruebas evidentes, y así lo destacó ayer el fiscal Javier Zaragoza, de que Txapote fue el autor material del asesinato de Múgica. Le ha reconocido el hijo de la víctima José María Múgica, que presenció cómo el terrorista disparaba un tiro en la nuca por la espalda a su padre. También le ha reconocido un ciudadano al que el etarra, armado con un subfusil, le robó su coche a punta de pistola cuando los miembros del comando Donosti huían tras perpetrar el crimen. Sus huellas estaban en el coche en el que huyeron y se ha reconstruido el recorrido del arma utilizada.

En pocos juicios hay más pruebas que en éste, dijo el fiscal. Sin embargo, todo puede resultar inútil. El defensor, Alfonso Zenón, tras pedir la absolución, culpó al tribunal de provocar el incidente y de haber tratado de humillar al procesado. El presidente, muy excitado, ordenó deducir testimonio contra el letrado por "acusar al tribunal de cometer torturas". Acto seguido, enrabietado, preguntó a Txapote si tenía algo que decir, y cuando éste iba a hablar, Guevara declaró el juicio visto para sentencia. Privar a un acusado del derecho a la última palabra ha supuesto en ocasiones la anulación del juicio.

Y la semana que viene presidente y acusado se vuelven a encontrar en el juicio por el asesinato del general Lago. Veremos.