La falta de funcionarios genera colas y malestar en el Registro Civil de Valencia
Sólo se tramitan 150 certificados de nacimiento y 10 de nacionalidad al día para evitar el caos
A las puertas de la Ciudad de la Justicia de Valencia, todavía de madrugada, es frecuente encontrar colas de ciudadanos que aguardan a que abra sus puertas a las 9.00 para reclamar sus certificados de nacimiento y expedientes de nacionalidad. La falta de personal y una ineludible reducción de la plantilla por los turnos vacacionales, hacen que sólo consiga certificado quien llega antes. Para los certificados de nacimiento se reparten cada día 150 números a quienes lo precisan urgente. Los expedientes de nacionalidad los consiguen los diez primeros en llegar, según datos del Registro Civil.
La vía electrónica es la más cómoda si el ciudadano no tiene urgencia
El departamento de nacionalidades tiene una plantilla de cinco personas y el de certificados de nacimiento de cuatro, que durante los meses de julio y agosto quedan reducidas a la mitad por vacaciones, pese a que la demanda de certificados de nacimiento aumenta. Por este motivo, el Registro Civil se ha visto obligado a establecer este año un sistema que limita el número de expedientes.
Y es que el año pasado solicitó funcionarios de refuerzo a la Consejería de Justicia que no llegaron, sin limitar el número de certificados diarios. La consecuencia fue, tal como lo describe la juez titular del juzgado número 1 del Registro Civil, "una catástrofe de colas, nervios....". "A la gente", explica la juez, "le sienta mal ver tan pocos funcionarios atendiendo y reacciona mal, groseramente. Algunos funcionarios acaban su jornada laboral llorando. ¿Qué culpa tenemos nosotros de la falta de personal? Abrimos la puerta a las nueve de la mañana, pero a las ocho ya estamos aquí, y cerramos a la una, pero después seguimos trabajando, porque hay que hacer el trámite interno".
En julio y agosto son dos los funcionarios que atienden el servicio de certificados de nacimiento. Cada mañana se reparten 150 números, a los que hay que añadir una reserva para las personas con especiales dificultades de acceso. Además se han de atender las certificaciones que llegan por correo electrónico, que son aproximadamente 100 diarias y que también se realizan al día. La vía electrónica es la más cómoda para el ciudadano que no tiene urgencia en conseguir el documento, ya que lo recibirá por correo postal. El trabajo del certificado no está informatizado (a excepción de los nacimientos a partir de marzo de 2003) por lo que hay que hacerlos uno a uno, buscando el libro, sacándolo de las estanterías, fotocopiándolo, sellándolo...
Con respecto a los expedientes de nacionalidad la situación se hace más compleja. Actualmente hay tres funcionarios tramitando expedientes y había uno más, enviado por el Decanato a Registro Civil que ha vuelto recientemente a su destino. Ante la ingente demanda, el servicio ha ido menguando. Desde el 15 de junio se ha suprimido el servicio de información general y se atiende en mostrador sólo a quienes acuden con la documentación completa.
Diariamente el Registro Civil atiende a 30 personas que vienen con cita previa, además de los 10 números que se reparten para tramitar el expediente de nacionalidad y otros 10 para otros trámites. A estos hay que añadir los 35 extranjeros semanales que van a jurar una vez conseguida la nacionalidad (hay citados 340 hasta la primera semana de noviembre) y aquellos que van a notificaciones diversas. Frente a los 676 expedientes de 2002 el año pasado se tramitaron 2.984, pero la plantilla se mantiene intacta.
Todo esto es desconocido por unos ciudadanos macerados por la espera. Pertrechadas de un termo de café y toallas para protegerse del relente de la madrugada llegaron a la Ciudad de la Justicia dos argentinas, Amelia Gangoiti y su hija Mali Vázquez, poco antes de las cinco de la mañana. Habían decidido que a la tercera iba la vencida y llegaron las primeras. Amelia se quedó en dos ocasiones sin el certificado de recuperación de nacionalidad española, que ha de solicitar tras la muerte de su marido. El primer día llegó a las 9.00 y ya había más de un centenar de personas delante; el segundo, poco antes de las 7.00, era demasiado tarde pues consiguió el número 11 y sólo se reparten 10. La ecuatoriana Patricia Vera llegó a las 6.30. Estaba entre las cinco primeras. Le tocó madrugar para saber si su certificado de nacionalidad había llegado. Su hija lo intentó el día antes sin éxito.
María Ángeles Martínez, acudió por los certificados de nacimiento de sus dos nietos antes de las 6.30. Su hija se marcha de vacaciones y los necesita para tramitar los DNI. Como ella no trabaja acudió a por los documentos. Tampoco era la primera vez que venía. "Es una vergüenza por todo, por la espera y porque siendo el número dos, según la cola que hemos hecho al llegar, luego dentro me ha tocado el número doce, ¿dónde van a parar el resto de números?", se queja.
Los ciudadanos, casi metódicamente, hacen una única cola según el orden escrupuloso de llegada. Posteriormente reciben números diferentes para certificados de nacionalidad y de nacimiento.
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