Las Bolsas cierran una semana de fuertes pérdidas por la subida del crudo
El 'brent' batió ayer otro récord, al alcanzar los 78,03 dólares por barril
Las Bolsas de todo el mundo cerraron ayer una semana de fuertes pérdidas, provocadas por la nueva escalada del crudo. Desde Madrid hasta Nueva York, los principales índices bursátiles se han dejado desde el lunes más del 3% de su valor. La tensión agudizada en Próximo Oriente por los bombardeos israelíes sobre Líbano disparó ayer el barril de brent, referencia en Europa, hasta 78,03 dólares, segundo récord histórico en una semana. Los mercados empiezan a prepararse para un nuevo nivel de precios del petróleo en el entorno de los 80 dólares por barril.
Los ecos de los bombardeos del ejército israelí sobre Beirut se hicieron oír ayer en las salas de negociación de acciones de todo el mundo. En España, el principal indicador bursátil, el Ibex 35, se anotó su peor semana desde el pasado mayo. Este indicador, perdió ayer un 1,19% y se situó en 11.240,2 puntos al final de la sesión. Con ello remató una semana en la que se dejó un 3,44% respecto a su nivel del pasado lunes.
El resto de las plazas europeas acusaron igualmente el nuevo máximo alcanzado por el petróleo, ante el temor de que la cada vez más cara factura energética acabe haciendo mella en las cuentas de resultados de las economías occidentales, las grandes importadoras de oro negro. El índice DAX de la Bolsa de Francfort sufrió el mayor retroceso semanal, un 4,79%, hasta los 5.422,22 puntos de ayer, mientras el CAC 40 francés se anotó un descenso del 3,62% desde el lunes, que lo situó en 4.780,79 puntos al cierre de ayer. En la City, el FTSE 100 cayó un 3,18% desde el lunes, hasta 5.707,6 puntos.
El recrudecimiento de la situación en Oriente Medio promete llevar el crudo hasta un nuevo nivel de precios. El barril de brent superó el jueves su anterior récord, que alcanzó el pasado 7 de julio, y rozó los 77 dólares.
Ayer, esa barrera pareció de nuevo superada: tras dispararse hasta los 78,03 dólares por barril, cedía en las últimas horas de negociación hasta los 77, 35 dólares. En Nueva York, el barril de West Texas Intermediate, la referencia en Estados Unidos, se catapultaba hasta los 78,40 dólares, también su máximo histórico.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) trató ayer de infundir algo de tranquilidad con la difusión de un comunicado en el que reafirma su "compromiso con la estabilidad" de los mercados, informó EFE. La organización, que representa cerca del 40% de la producción mundial de crudo, recuerda que la presión de los grandes fondos de inversión, que en los últimos meses están invirtiendo con decisión en materias primas, especialmente en petróleo, está también detrás de las alzas. La OPEP insiste en que el mercado "está bien abastecido de crudo" y en que la producción es superior a la demanda.
Ni Israel ni Líbano son productores de crudo y, aun en caso de que el conflicto acabase por implicar a Siria, su aportación a la oferta mundial no es significativa. Pero lo cierto es que la situación añade más grados de inestabilidad a un mercado ya hiper sensibilizado por la guerra en curso en Irak, el desafío nuclear de Irán y la caída de la producción en Nigeria a causa de los atentados guerrilleros.
Aumento progresivo
De hecho, los mercados empiezan a dar por hecho que los 80 dólares por barril están al caer si continúa la crisis en Próximo Oriente. Pero no quiere decir que su efecto sería, necesariamente, dramático. Según los expertos, lo importante es que el aumento del precio sea progresivo para que la demanda se vaya ajustando a los nuevos niveles de precios sin retraerse.
La diferencia entre la actual crisis del petróleo y las que sacudieron los cimientos de las economías occidentales en 1974 -guerra de Yom Kippur- y en 1981 -tras la revolución iraní de los ayatolás- es que aquellas fueron provocadas por la drástica caída del suministro por parte de los países productores. En esta ocasión, sin embargo, la nueva crisis, cuyo origen se remonta a 2002, está provocada por una demanda estimulada por el fuerte crecimiento de economías emergentes, como China e India, y la pujanza de Estados Unidos.
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