Los sindicatos del metro de Valencia apuntan a un fallo técnico y la familia de una víctima se persona en el caso
Sindicatos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), la empresa pública que gestiona el metro de Valencia, apuntaron ayer a un posible fallo técnico como causante, junto al exceso de velocidad, del descarrilamiento que el pasado día 3 causó 42 muertos. El Sindicato Ferroviario explicó que sólo unos días antes del mayor accidente de metro registrado en España, una máquina UTA 3734, de la misma serie que la unidad que descarriló, conducida por una maquinista, tuvo que ser retirada por fallos en el sistema de frenado eléctrico.
La unidad, que circulaba también por la fatídica línea 1 del metro de Valencia, pero en dirección a Llíria, a punto estuvo de rebasar un semáforo en rojo por un fallo en el sistema habitual de frenado eléctrico, lo que obligó a la maquinista a recurrir al de emergencia. El de sistema de emergencia obliga a reducir la velocidad, ya que frena el convoy por un sistema de fricción.
El delegado del Sindicato Ferroviario-Intersindical Valenciana, Fernando Soto, explicó que el fallo en la UTA 3734 se repitió entre las estaciones de Plaza de España y Beniferri. La máquina llegó finalmente hasta Paterna, donde fue retirada del servicio.
La línea 1 del metro de Valencia tiene un número de unidades tan ajustado que si quedan dos máquinas averiadas ya surgen problemas de servicio. Una situación que obliga a realizar las operaciones de mantenimiento con la máxima celeridad posible.
La caja negra del metro siniestrado el pasado día 3, que circulaba a 80 kilómetros por hora, registró antes de desactivarse una pequeña desaceleración motivada por la utilización del freno de servicio y del frenado de emergencia. Quién activó el sistema de frenado o cómo lo hizo es lo que están investigando los peritos, aunque fuentes sindicales no descartan ninguna hipótesis, entre las que está la posibilidad de que el conductor o la interventora intentasen detener el convoy o bien que se produjese una rotura en el sistema.
Cuando siguen sin esclarecerse las causas del accidente, la familia de una de las 42 víctimas mortales se personó ayer en la causa abierta en el Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia que investiga el descarrilamiento.
La niña Violeta Rius, de 11 años y vecina de Torrent, que resultó herida en el accidente y que perdió a su madre en él, fue dada de alta ayer en el hospital La Fe, donde permanecía ingresada. En los centros hospitalarios quedan seis personas heridas, entre ellas dos mujeres en estado muy grave.
El presidente de la Generalitat, el popular Francisco Camps, se reunió con los sindicatos representados en FGV para pedirles que rebajen la tensión y ofrecerles transparencia en las investigaciones. La reunión se produjo un día antes de que hoy comparezca el consejero de Transportes, José Ramón Garcia Antón, en el pleno de las Cortes Valencianas para dar cuenta del accidente.
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