Un dios hecho humano
Francia, desconsolada por la expulsión de Zidane, que pidió perdón a sus compañeros y al que, según algunas versiones, Materazzi llamó "terrorista" llamó "terrorista"
Todo estaba preparado. Les bleus debían desfilar triunfalmente por los Campos Elíseos, engalanados con banderas francesas para el tradicional desfile del 14 de julio, y Zidane iba a ser beatificado. Pero las cosas se torcieron. Francia lloraba ayer desconsolada. Cierto, había perdido la Copa del Mundo frente a Italia en los penaltis. Pero eso no era lo más grave. Lo insoportable era reconocer que Zizou es humano; que su genio, su calma y su amabilidad esconden una cara oscura del alma, la que le lleva a la violencia. Él mismo reaccionó de inmediato. Esperó a sus compañeros en el vestuario, sin ducharse siquiera, y les pidió "perdón" por su reaccion ante Materazzi, de la que estaba arrepentido. Alguien le pidió que se disculpara también públicamente, a través de la prensa, pero le respondió que no se sentía capaz de eso. Así que decidió irse al hotel cuanto antes.
Decía L'Equipe, la biblia del periodismo deportivo, "¿cómo podremos explicarles a nuestros hijos que Zidane no es un buen ejemplo?". Pero el presidente, Jacques Chirac, se encargó de devolverle su dignidad y rehabilitarlo. El almuerzo en el palacio del Elíseo no fue anulado. Y fue en este marco en el que Chirac se dirigió específicamente a él y le dijo: "Es usted un virtuoso, un genio del fútbol. Es también un hombre de corazón, de compromiso, de convicción. Por eso Francia le admira y le quiere".
Chirac, cuyos conocimientos sobre el fútbol son muy limitados, a decir de quienes han compartido con él más de un palco de honor, quiso levantar los ánimos de los jugadores y de la nación. "Todos estamos muy orgullosos de vosotros, de todos vosotros, por esta epopeya", dijo. Les bleus, añadió, jugaron un partido "excepcional; de compromiso, talento, rigor, solidaridad... A ese nivel de la competición, todos lo sabemos, la victoria se juega por tan poco que no es eso lo que cuenta".
Tras el almuerzo, anulado el desfile triunfal, los jugadores salieron a saludar desde el balcón principal del hotel Crillon a los miles de aficionados congregado en la plaza de la Concordia. Todas las miradas buscaban a Zidane y no lo encontraban. Finalmente, tuvieron que ser sus compañeros quienes le obligaron a salir a saludar. Con cara de no haber roto ni un plato, sin mostrar ninguna expresión, humilde, recibió una ovación de gala. Se inclinó un momento y, al levantar de nuevo la cabeza, esbozó un amago de sonrisa triste.
Escogido mejor jugador del Mundial por la prensa, en una votación realizada antes del incidente, la imagen que deja Zidane en su último partido, aunque hay rumores de que podría acabar su carrera en Estados Unidos, es tan ambigua que muchos piensan que con el tiempo adquirirá incluso más fuerza. Las radios y las televisiones francesas se llenaron ayer de psiquiatras y psicoanalistas a quienes se les preguntaba por las razones ocultas que convierten a los dioses en humanos.
Pero lo que de verdad se preguntaban ayer los franceses era: ¿qué le dijo Materazzi a Zidane para que éste le respondiera con un cabezazo en el plexo solar? Una pregunta que, a lo largo del día, fue acumulando respuestas de todo tipo. Por la mañana, algunas páginas de Internet, como la del diario británico The Guardian, aseguraban que le había llamado "terrorista árabe". Un primo de Zidane, entrevistado por teléfono en la casa familiar de Aguemune, en Argelia, de donde procede la familia, insistía en esta hipótesis y justificaba la reacción de su pariente. Materazzi, por su parte, lo negó al llegar a Roma: "No le llamé terrorista. Soy un ignorante y no sé qué significa terrorista o islámico".
El semanario Le Nouvel Observateur, citando un periódico brasileño, aseguraba, por contra, que se trató del clásico insulto a su madre, su esposa y su hermana. Un especialista en leer el movimiento de los labios, añadía, había descubierto que Materazzi había llamado "puta" por dos veces a la hermana y después había insultado a toda su familia.
El agente de Zidane, Alain Migliaccio, explicaba que había hablado por teléfono con el jugador y que éste le había contado que el italiano le dijo algo "muy grave", aunque no quiso decirle qué. "No lo sé", dijo Migliaccio; "no ha querido hablar de ello, pero se aclarará todo la próxima semana".
La organización SOS Racismo pidió a la FIFA que investigue lo sucedido. En un comunicado, SOS Racismo se hacía eco del rumor según el que Materazzi llamó a Zidane "sucio terrorista": "Si esta hipótesis se confirmase (...), pediríamos a la FIFA que esté a la altura".
Otra de las dudas sobre el desenlace del partido y la expulsión de Zidane se centraba en la actuación del cuarto árbitro, el español Medina Cantalejo, el hombre que avisó a Elizondo, el colegiado principal, que no había visto nada, de lo sucedido. El domingo se dijo que Medina Cantalejo había observado la escena en un monitor de televisión. Ayer, la FIFA aseguraba que la había contemplado con sus propios ojos y él mismo lo confirmó en la Cadena SER. Un matiz importante, pues el órgano rector del fútbol no acepta las imágenes del vídeo como prueba.
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