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Rosenblum descubre al Picasso conservador

Andrea Aguilar

El autorretrato de Pablo Ruiz Picasso de 1906 abrió la conferencia que ayer pronunció el profesor Robert Rosenblum en el auditorio del Ministerio de Sanidad y Consumo de Madrid. El paseo del Prado separaba esta sala del cuadro original expuesto en la muestra Picasso traición y vanguardia del Museo del Prado. La conferencia se enmarca dentro del ciclo organizado como actividad complementaria a la citada exposición.

"En 1906 Picasso se convirtió en Picasso y decidió usurpar el trono al gran maestro Cézanne que murió aquel mismo año", explico Rosenblum al enfrentar este cuadro con el autorretrato del pintor francés.

La paleta del artista en ambos casos se muestra "como una prolongación anatómica de los pintores".

La proyección de más de una veintena de sus obras desde sus comienzos a finales del siglo XIX hasta los últimos que pintó en la década de los setenta, permitieron al catedrático de la Universidad de Nueva York, Robert Rosenblum, esbozar los vínculos que unieron al artista malagueño con los grandes maestros como Velázquez, Ingres, Rembrandt, Rafael, Matisse, Miguel Ángel o Leonardo.

Los disfraces

Picasso se retrató disfrazado como un personaje propio de la corte goyesca de Carlos IV; vistió a su amigo Jaime Sabartes o los cuellos propios de El Greco y pintó a Gertrude Stein siguiendo el estilo de los retratos masculinos del XIX, en el constante diálogo que mantuvo con la historia del arte. "Era un caníbal. Devoraba y digería a los maestros", apuntó Robert Rosenblum.

La obsesión que Picasso padeció con la pintura caló en todas las facetas de su vida, y así el profesor especialista en su obra señaló ayer el parecido que sus mujeres tenían con algunos cuadros que él conoció.

Olga presentaba un notable parecido con un retrato de Ingres y Jacqueline se asemejaba a una mujer pintada por Delacroix en Fonda de Argelia. "Intuyo que Picasso se sentía atraído por mujeres que se parecían a cuadros. Era una suerte de fantasía mágica, un exorcismo en el que una pintura podía convertirse en un ser vivo", explicó el especialista en Picasso.

El pintor también transformaba a sus mujeres en nuevas versiones de cuadros de Ingres, Goya o Velázquez y se inspiró en maternidades renacentistas al retratar a su mujer Olga con su primer hijo. Fascinado por los cuadros que de niño vio en el MOMA neoyorquino -"quedé embrujado por Mujer en el espejo"- Rosenblum lleva 50 años estudiando a Picasso.

"Cada vez veo a un artista diferente, es como entrar en un océano más y más profundo", aseguró. Su relación con los maestros clásicos es uno de los puntos que según el profesor ofrece una nueva perspectiva del artista: "Ha cambiado la forma en que le vemos. Es un conservador más que un revolucionario porque ha preservado la tradición y no la ha destruido".

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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