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Reportaje:La primera visita de Benedicto XVI a España

Muchos, pero no tantos

El Papa clausura el V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia con una misa multitudinaria ante unas 250.000 personas

La gran misa del Papa en Valencia fue multitudinaria, pero menos de lo previsto. Según los cálculos realizados por EL PAÍS, la ceremonia, concebida como acto conclusivo del V Encuentro Mundial de las Familias, reunió a alrededor de 250.000 personas. Los organizadores y el Ayuntamiento, gobernado por el PP, cifraron en 1,5 millones los asistentes. Ni la Delegación del Gobierno ni la Generalitat hicieron público ningún dato, aunque fuentes policiales contabilizaron alrededor de 240.000 personas.

El mapa oficial de la superficie que ocupaba el evento, publicado por la revista del Arzobispado de Valencia, Paraula, preveía un aforo algo superior a 1,1 millones personas, pero los sectores que englobaba esta superficie, en unos casos no se llenaron por completo y en otros no había nadie. Entre el puente de Aragón y el del Ángel Custodio, en las aceras y en el antiguo cauce del río Turia se congregaron, sobre todo alrededor de las pantallas, unas 4.580 personas. La zona está dividida en cuatro sectores (K, M, O y Q), incluida la avenida de Aragón en dirección al estadio de Mestalla, una vía prevista también para una eventual evacuación. La previsión era que allí se reunieran 259.854 personas. A las 9.10, cuando el Papa descendió de su vehículo junto al altar, en la entrada de la avenida de Aragón, junto a una pantalla se congregaron una treintena de personas mientras continuaba la llegada de pequeños grupos de peregrinos al antiguo cauce del Turia. A lo largo de la mañana, los asistentes a la misa en ese punto no superaron la cincuentena, y el resto de la avenida hasta el final del sector, pasado ya el estadio de Mestalla, estaba vacía. En el sector K se calculó albergar a 100.651 personas.

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La zona que englobaba los sectores F a J fue una de las más concurridas: llegó a congregar a 116.470 asistentes. Sin embargo, una amplia superficie estaba desierta o semidesierta. Fue el caso de los sectores I6, comprendido entre el puente del Ángel Custodio y el del Reino, con una capacidad de 3.873 personas, en el que apenas había unos pocos peregrinos. Otro tanto le sucedía al sector H5, situado a continuación en dirección al mar, ocupado en un 10% de su aforo. O al G7, que quedó casi vacío. La mayor parte de los peregrinos asignados se concentró en los sectores H1 a H3, que alcanzaron el 90% de su ocupación. La ocupación de los sectores G1, G4 y G5 osciló entre el 90% y el 100%.

En los sectores B y C, que fueron las zonas más cercanas y con mayor visibilidad del altar, se concentraron unos 93.000 asistentes. Una parte de las plazas podía calcularse por sillas, que estaban ocupadas al 100%, mientras que el resto de la superficie estaba cubierta entre el 80% y el 100%. La Avenida de Francia y la calle Menorca apenas albergaron asistentes. Unas 3.000 personas se situaron en la avenida (la previsión era de 60.000). En la calle Menorca no había nadie cuando la misa llevaba ya más de una hora. Frente a la Ciudad de la Justicia, la ocupación de las zonas osciló entre el 50% y el 20%. En estos sectores se congregaron 16.600 personas.

En la misma línea que el cálculo de EL PAÍS apuntan fuentes policiales consultadas, según las cuales en el cauce del río se concentraron entre 180.000 y 210.000 personas. A esa cifra se añadirían unas 12.000 distribuidas en las distintas pantallas dispuestas en los dos márgenes del río y entre 7.000 y 9.000 a lo largo del recorrido en el papamóvil. El arzobispo había suspendido las misas en toda la archidiócesis para que los fieles se desplazaran a Valencia.

Los peregrinos se agruparon por pantallas y por sombras, y en sus actitudes oscilaron entre los que no parpadearon sumidos en su propia profundidad, los que escucharon las palabras del Papa sobre una colchoneta y los que se aislaron con el MP3. Algunos se emocionaron cuando el Papa dijo que el matrimonio era una "unión indisoluble", pero muchos de ellos no pudieron verlo hasta que pasó con el vehículo panorámico en dirección al aeropuerto de Manises con gafas de sol. "¡Por fin lo he visto!", exclamó el sevillano Antonio tras dos días en Valencia.

Tras la marcha del Pontífice, la Policía Local calculó los asistentes en un 1,5 millones, considerando que en el perímetro próximo al altar había 500.000 personas, mientras que el millón restante se situó repartido ante las 50 pantallas gigantes ubicadas en diferentes puntos de la ciudad, principalmente en el antiguo cauce del río Turia.

El Ayuntamiento anticipó ayer la apertura del tráfico en la ciudad, que quedó restablecido a las dos horas de terminar el evento. Ante la sobredimensión de la afluencia de peregrinos, Valencia quedó desierta el sábado. La hostelería acusó la salida de los vecinos en zonas habitualmente muy concurridas como la plaza Cánovas, desierta el sábado por la noche. También en la zona de la calle Juan Llorens se podía encontrar, en contra de la norma, mesa. El sábado también quedaban aún plazas en los hoteles del centro.

El Centro de Coordinación de Emergencias informó de que desde el viernes y hasta las 17.00 de ayer fueron 422 las llamadas recibidas: 254 solicitaban información; 92 tuvieron que ver con incidentes de seguridad ciudadana; 52 para servicios sanitarios; y el resto por tráfico y otros. Además, la Consejería de Sanidad explicó que a lo largo del fin de semana 669 personas sufrieron mareos, desmayos, contusiones, picaduras, lipotimias y rozaduras, principalmente, durante la segunda jornada del Papa en Valencia con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias (EMF), según informaron fuentes de la Consejería de Sanidad.

Información elaborada por Miquel Alberola, Sara Velert, Jaime Prats, Lydia Garrido, Maria Altimira e Ignacio Zafra

Benedicto XVI es atendido por Piero Marini, maestro de las celebraciones litúrgicas del Papa.
Benedicto XVI es atendido por Piero Marini, maestro de las celebraciones litúrgicas del Papa.ASSOCIATED PRESS
Una peregrina mitiga los efectos del sol con un periódico.
Una peregrina mitiga los efectos del sol con un periódico.REUTERS

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