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Reportaje:

Apariciones y desapariciones

Los familiares de varios fieles seguidores de la vidente de El Escorial se quejan de que ésta los manipula

Esther Sánchez

Más de un millar de personas se reúne los primeros sábados de cada mes en Prado Nuevo, una parcela ubicada en El Escorial, para orar alrededor de un fresno en el que creen con fe ciega que se aparece la Virgen a la vidente Luz Amparo Cuevas. La Iglesia nunca ha reconocido el carácter sobrenatural de estas apariciones, que empezaron en 1981 y no se han repetido desde 2002. El pasado 1 de julio se manifestaron en el lugar miembros de la recién creada Asociación de Víctimas de las Apariciones de la Virgen de los Dolores. Denuncian que la organización montada por la vidente funciona como una secta: manipula a personas para separarlas de sus familias y apoderarse de su patrimonio.

La lucha de algunas familias por recuperar a hijos, hermanos, sobrinos... viene de lejos. Consolación y Antonio llevan tres años sin saber nada de sus dos hijas, de 40 y 44 años, que se unieron a la organización de la vidente hace 17; Tomás ha perdido el contacto con su hijo de 34 años desde Navidad; María Luisa, acusa al grupo de haber captado a su único hermano, a su cuñada y a sus dos sobrinos; Juan Carlos desconoce el paradero de su hermano, de 42 años...

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Miembros de la asociación aseguran: "Les lavan el cerebro con mensajes apocalípticos, que supuestamente le transmiten a Cuevas la Virgen y Dios. Ellos creen que están salvando al mundo, pero sólo les utilizan como fuente de financiación y mano de obra gratuita. Son ellos los que cuidan a los ancianos en las residencias que tienen. Les tratan como a esclavos", se lamenta Bueno. En la Fundación de la Virgen se niegan a hacer declaraciones. Sólo comentan: "Son falsedades, y ante eso no tenemos nada que decir".

La Asociación de Víctimas, que tiene documentados 26 casos, también lamenta la postura de las autoridades eclesiásticas a las que acusa de connivencia con la Fundación Pía Virgen de los Dolores y la Asociación Reparadores de nuestra Señora Virgen de los Dolores, vinculadas a las apariciones.

El entonces arzobispo de Madrid-Alcalá, Ángel Suquía, declaró en 1985 con respecto a este caso que "no consta el carácter sobrenatural de las supuestas apariciones y revelaciones". Además, rogaba a sacerdotes y religiosos que se abstuvieran de participar en actos relacionados con estos fenómenos y de promover su difusión. El Arzobispado mantiene en la actualidad la misma postura.

"A pesar de estas buenas intenciones, Suquía emitió una nota en junio de 1994 en la que reconocía a la fundación y a la asociación, directamente relacionadas con las apariciones", replica la asociación. "Además, Antonio Rouco Varela, arzobispo de Madrid, tiene designados dos capellanes para atender la fundación y la asociación. ¿Cómo se entiende eso?".

Desde la primera aparición en el Prado Nuevo de El Escorial, el grupo se ha hecho con el paraje y ha construido cinco residencias de ancianos: dos en El Escorial, una en Griñón (Madrid), otra en Torralba (Soria) y otra en construcción en Peñaranda de Duero (Burgos). ¿De dónde ha salido el dinero para financiar estos edificios? Las familias sostienen que, junto a las donaciones aportadas por las personas que van a rezar el rosario y a recibir la bendición de la Virgen, se apoderan del patrimonio de los adeptos que deciden ir a vivir a sus residencias. "Juran a la Virgen entregar todas sus pertenencias. Y lo hacen", afirma Bueno.

Uno de los casos denunciados ante los tribunales es el de Aurora González Ramos, ya fallecida. Su único hijo descubrió que le había desheredado para entregar todo su patrimonio al grupo. La familia consiguió demostrar la incapacidad de la anciana que padecía Alzheimer, recuperaron parte del patrimonio y ahora tienen interpuesta una querella por estafa, robo y apropiación indebida.

El procedimiento de captación es siempre el mismo, relata la asociación. El contacto con la vidente y sus adeptos se produce cuando los creyentes se acercan al Prado Nuevo, para orar ante el fresno de las apariciones. Los primeros sábados de mes se produce la mayor aglomeración de personas, porque la organización convoca a los fieles para recibir la bendición de la Virgen a través de Cuevas. La vidente, de 76 años, ya no acude en persona. Le sustituye una grabación con su voz rota.

El perfil que busca la organización es diverso. "Pueden ser jóvenes, personas de mediana edad o ancianos. Cuando empiezan a meterse más en serio ocultan a sus familias que están asistiendo a los rezos. Empiezan a creer de forma ciega en la vidente y en el mensaje que transmite", explican en la asociación. Un día cogen sus pertenencias y desaparecen. "Lo hacen de forma voluntaria y son adultos, pero están manipulados. Ya no son ellos. Lo único que dicen es que están buscando el camino del Señor", añaden.

Al principio, relatan los familiares, permiten visitas en alguna ocasión. Después la comunicación se rompe. En el caso de que salgan, siempre van acompañados por alguien de la organización. Se pueden dejar mensajes en un teléfono, aunque los familiares sospechan que no se los comunican. El padre de uno de los captados relata que al morir su abuela le llamaron varias veces y no acudió. "La última vez que vino fue en Navidad y porque les amenacé con dirigirme a los medios de comunicación", cuenta.

Hay fieles a la Virgen de los Dolores que no aceptan las críticas. Incluso, existen familias en las que la madre apoya la reclusión de su hijo, y el padre la rechaza. Manuel Serra, creador de la página en Internet más completa sobre las apariciones, explica que lleva 21 años yendo cada sábado al prado a rezar. Ha empleado dos años en investigar los sucesos. Eso le ha convencido de que "es un sitio elegido por la Santísima Virgen".

Asistentes al rezo del rosario en Prado Nuevo en El Escorial el pasado sábado día 1.
Asistentes al rezo del rosario en Prado Nuevo en El Escorial el pasado sábado día 1.SANTI BURGOS

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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