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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Por cada cuento, un mundo

Hay un texto inquietante en Las Aves de Aristófanes, que ya Sergio Ramírez utilizó para introducir una de sus primeras novelas, y que vuelve a la memoria al leer su nueva colección de cuentos: "La alondra nació antes que todos los seres y que la misma tierra. Su padre murió de enfermedad cuando la tierra aún no existía. Permaneció cinco días insepulto, hasta que la alondra, ingeniosa por la fuerza de la necesidad, enterró a su padre en su cabeza".

En esta ocasión, Ramírez justifica su acercamiento a los relatos de animales por su fascinación en el origen de una relación que él considera dialéctica entre los animales y los seres humanos. "Tanto alma como animal vienen de la misma palabra del latín, animus. Lo que alienta la vida, lo que anima el ser. La vida de los seres humanos apareada a la vida animal, no por un simple asunto de evolución, sino de alma". Entre ambos hay pasión, es decir, amor y odio, más de lo que se quiere reconocer, y más de lo que las risas de algunos sectores políticos mostraron no hace mucho cuando se presentaba un proyecto de ley para la protección de los derechos de los animales. Ya Alemania había sido el primer país en contemplarlo en su constitución.

EL REINO ANIMAL

Sergio Ramírez

Alfaguara. Madrid, 2006

224 páginas. 15 euros

Las historias del nuevo libro de cuentos de Ramírez muestran, en forma literaria aunque basada en hechos reales, que nuestra relación con los animales va también un poco más allá del 99% de ADN que compartimos con algunos de ellos como con los primates. Una ballena varada que destazaron mientras aún estaba con vida los habitantes más pobres de una playa del Pacífico nicaragüense; las disputas celosas de unos pingüinos homosexuales, o la memoria sentimental y peligrosa de los elefantes, esas criaturas que han vencido al tiempo y que ya Claudio Eliano (siglos II y III ) en su Historia de los animales contaba sobre algunos de ellos capaces de aprender griego y de escribir latín con la trompa . Veremos también a un tigre que ataca al domador en medio de una actuación, pues le guardaba rencor por haber sustituido a su padre biológico, sin que el público asistente acertase a adivinar si aquello no era parte del espectáculo. Otro tigre y un lagarto deciden suicidarse antes de ser atrapados por la policía. Los animales como espejos de nosotros mismos, o lo que es más desconcertante, nosotros fábula de ellos.

La crueldad y la ternura se mezclan con los hilos del humor, y todo esto, viniendo del país del que viene el escritor, como no podía ser de otra forma, tiene mucho que ver con la miseria diaria de los protagonistas de las páginas de sucesos, de los barrios más pobres de Managua o de los pueblos costeros donde no hay nada más que mar, gentes cuyas vidas se cuentan sólo en unas pocas líneas de las páginas amarillistas de los diarios, y sólo cuando se acaban de forma violenta. Después, algunas de esas vidas vuelven a contar para la Literatura.

Aparte de su mejor novela

hasta el momento, Margarita, está linda la mar, primer Premio Alfaguara, la maestría de Sergio Ramírez está en el cuento. Con el consiguiente riesgo, se podría decir que Sergio es el primer cuentista vivo en el continente latinoamericano, y uno de los mejores en español, heredero de las armas de Cortázar y Monterroso. Sus relatos se estudian en la universidad y en los talleres literarios que buscan los tres pies al gato de la forma de escribir un cuento de premio, el cuento completo. En la mayoría de ellos, Sergio defiende la misma fórmula: la de que el autor debe conocer el final del cuento antes de empezar a escribirlo para, como postulaba Cortázar, noquear al lector con el golpe de efecto final. Sergio firmaría sin duda el decálogo para cuentistas de Horacio Quiroga desde su primer mandamiento, "cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chéjov- como en Dios mismo", hasta el último, "no pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento". En algún caso, ese afán matemático se le nota, y el cuento se afloja, pero cada vez le pasa menos, y en casi todos, el lector al acabarlos, tiene la sensación de asistir al final de un mundo. Por cada cuento un mundo.

Siempre se cruza la historia apasionante de Nicaragua. El mismo autor se confiesa víctima de ello, incapaz por ejemplo, de narrar una escena de alcoba sin que de pronto vengan a interrumpir el momento erótico o romántico el fuego cruzado de un enfrentamiento entre la policía y las pandillas, o la gritería de una fiesta mariana. Sergio, que formó parte de la historia del país en su época de vicepresidente de la última gran revolución del siglo XX, murió hace tiempo para la política y volvió a la escritura para contar ahora la otra parte de la historia, esa que no se puede explicar de otra manera si no es a través de la literatura.

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