Agentes de París interrogaron a los presos franceses en Guantánamo
Los seis ciudadanos franceses que, tras permanecer más de dos años detenidos en la base norteamericana de Guantánamo, están siendo juzgados ahora en París acusados de asociación con fines terroristas fueron interrogados por agentes de los servicios de espionaje y contraespionaje galos en sus celdas de la polémica prisión. El diario Libération reproducía ayer el telegrama "confidencial diplomático" enviado por los agentes al Ministerio de Exteriores en abril de 2002, en el que se menciona la situación de los presos y los interrogatorios secretos a los que les habrían sometido policías franceses.
Nizar Sassi, de 26 años; Murad Benchellali, de 25; Brahim Yadel, de 36; Imad Achab Kanuni, de 29; Khaled Ben Mustapha, de 34, y Redouane Khalid, de 38, capturados por las fuerzas estadounidenses en Afganistán, tras la caída del régimen talibán a finales de 2001, y repatriados a Francia en 2005, se enfrentan a una pena máxima de 10 años de cárcel. Se les acusa de haber viajado a Afganistán para participar en una red de reclutamiento y formación de combatientes entre marzo de 2000 y agosto de 2001, y de haber recibido adiestramiento militar y de técnicas terroristas por parte de Al Qaeda.
Una situación "normal"
El Ministerio de Exteriores reaccionó asegurando que su actuación había sido la "normal" en estas situaciones. Según un portavoz, "todo ciudadano francés en dificultades en el extranjero, particularmente cuando está encarcelado, tiene derecho a recibir la visita de un representante consular. Hubo varias visitas de este tipo en Guantánamo y fueron anunciadas en su momento; siempre mantuvimos informadas a las familias", añadió.
Los abogados de la defensa consideran que el juicio, iniciado el pasado lunes ante el Tribunal Correccional de París, está abocado a la nulidad. Uno de ellos, William Bourdon, dijo que presentará un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo. "El procedimiento está viciado", dijo. La defensa había pedido que se incluyeran en el sumario las transcripciones de los interrogatorios de los policías franceses en Guantánamo, pero el Supremo denegó la petición argumentando que no había pruebas de que esos interrogatorios hubiesen tenido lugar.
La fiscal Sonya Djmeni-Wagner mantuvo que había fundamentado su acusación en los interrogatorios a los que fueron sometidos los seis una vez que regresaron a Francia y reconoció que se había enterado de la presencia de policías franceses en Guantánamo al leer la prensa.
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