La alegría de vivir de 'Los Picassos de Antibes' se presenta en Barcelona
María Teresa Ocaña, flamante directora del Museo Nacional de Arte de Cataluña, ha vuelto al Museo Picasso, que dirigió durante 23 años, para presentar Los Picassos de Antibes, la tercera propuesta expositiva del programa Picasso 2006 BCN, abierta hasta el 15 de octubre. Ocaña de momento sigue sin tener sustituto al frente del Museo Picasso, aunque fuentes municipales señalaron ayer que la decisión se tomará en los próximos días de entre las 27 candidaturas que se han presentado.
La exposición, que se estrenó en el Museo Picasso de Málaga el pasado mes de marzo, reúne 88 obras realizadas por Picasso entre septiembre y noviembre de 1946, en el taller del castillo Grimaldi de Antibes, que en 1966 se inauguró oficialmente como Musée Picasso. El cierre por reformas de este museo ha permitido que por primera vez el excepcional conjunto de piezas, incluida la célebre Joie de vivre, símbolo de la superación de los horrores de la guerra, se exhiba fuera del lugar donde fue realizado. "Pedimos prestada la Joie de vivre en varias ocasiones, pero nunca la conseguimos", recordó Ocaña. "Se trata de una obra muy frágil y de difícil conservación, ya que como otras de este periodo se pintó sobre uralita, un material habitualmente empleado en la construcción", explicó Jean-Louis Andral, director del Museo de Antibes y comisario de la exposición, junto con Ocaña.
La selección, que incluye 15 obras más que en Málaga, se estructura en cinco ámbitos. Los tres primeros reúnen las obras en las que Picasso ofrece una reinterpretación de la mitología clásica: numerosas cabezas de faunos, los 11 dibujos de la Suite Antipolis y La alegría de vivir, rodeada por los desnudos inspirados en su recién estrenada pasión por la pintora francesa François Gilot, que en este periodo quedó embarazada de Claude, su primer hijo y el tercero de Picasso.
El enlace entre Romuald Dor de la Souchère, propietario del castillo, y Picasso fue el fotógrafo polaco Michel Sima, de quien se exponen 20 impactantes imágenes que ofrecen una faceta más íntima y cotidiana del pintor. Precisamente, a los pequeños detalles de la vida cotidiana está dedicada la cuarta sala, donde se exhiben los bodegones protagonizados por la exuberante naturaleza mediterránea y los animales de la tierra y del mar: los erizos, las sepias, los peces, las cabras, los toros y la lechuza. Este pájaro, casi totémico para el artista, aparece en un extraordinario retrato donde Picasso sostiene la pequeña lechuza herida que adoptó y bautizó Ubu, en homenaje al héroe de Alfred Jarry, y que le sirvió de modelo para la escultura Lechuza ovoidal y Bodegón con lechuza y tres erizos de mar. La última sala ilustra el trabajo escultórico de Picasso aplicado a la pintura con dos grandes cabezas de Marie Therèse Walter, que el artista donó al museo de Antibes, y el Desnudo sentado sobre fondo verde, acompañado por sus dibujos preparatorios.
A la espera de que el museo francés vuelva a abrir sus puertas en el segundo semestre de 2007, la exposición viajará al Palazzo Grassi de Venecia, donde se presentará en noviembre en una versión ampliada, y al Graphik Museum Picasso de Münster, donde mantendrá el formato español. "La exposición de Venecia contextualizará la producción de Picasso en la situación histórica de la posguerra y abarcará desde 1945 hasta las cerámicas de Vallauris de 1948, por lo que contará con otros préstamos de colecciones privadas y de la familia", explicó Jean-Jacques Aillagon, director de Palazzo Grassi desde que el buque insignia del mecenazgo de la Fiat fue vendido a la colección francesa Pinault.
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