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La regeneración urbanística del área de Pasaia no termina de despegar

Fomento no se ha incorporado todavía a la sociedad pública Jaizkibia

Mikel Ormazabal

La renovación de la bahía de Pasaia va tan despacio que su avance es casi inapreciable. La regeneración del enclave más degradado de Guipúzcoa se ha quedado en una promesa electoral incumplida. Fue el primer reto que querían afrontar todos los partidos cuando, hace tres años, en vísperas de las elecciones forales, presentaron sus programas de intenciones. Desde entonces, apenas ha cambiado: todos los proyectos de mejora urbana siguen en el aire.

Los fondos europeos para rehabilitar La Herrera se están destinando a otros proyectos

La transformación del municipio está supeditada al traslado de la actividad portuaria a una nueva dársena junto a los acantilados del monte Jaizkibel, un proyecto que la Diputación de Guipúzcoa considera prioritario, pero cuyo futuro es tan incierto como lejano.

El estancamiento que vive Pasaia se pone en evidencia en la incapacidad de las instituciones para poner en marcha la sociedad pública encargada de gestionar los proyectos de mejora del municipio y su entorno. La sociedad Jaizkibia, creada hace ahora un año con dicha finalidad, está en punto muerto. No ha comenzado a funcionar todavía porque el Ministerio de Fomento no ha cumplido hasta la fecha su compromiso de aportar el 25% del capital social (un millón de euros). Ya lo han hecho, por la misma cantidad, el Gobierno vasco y la Diputación, así como los ayuntamientos de la zona (San Sebastián, Rentería, Irún, Lezo, Pasaia, Hondarribia y Oiartzun), que desembolsaron entre todos el 25% restante. En estos momentos, no hay ningún ente que aglutine y coordine las intervenciones necesarias para rehabilitar Pasaialdea. Sólo existen iniciativas puntuales que las instituciones están abordando de manera aislada.

Jaizkibia, que en su origen se presentó como el organismo tractor para el impulso de la zona y pretendía actuar con la misma eficacia que Bilbao Ría 2000, no ha entrado en funcionamiento siquiera. La tardanza de Fomento en incorporarse a la sociedad gestora y la falta de entendimiento institucional están retrasando la ejecución de los proyectos, hasta el punto que ya no se podrán cumplir los principales objetivos previstos en el Plan Urban. Los fondos europeos (20,6 millones para el periodo 2001-2006), destinados principalmente para la rehabilitación de la zona de La Herrera, están siendo destinados ahora a otros proyectos menos ambiciosos para evitar que se pierdan las ayudas de la UE. Los municipios de Oarsoaldea, que ya han invertido alrededor de la mitad de la subvención en actuaciones dispersas, tienen hasta 2008 para continuar ejecutando planes de mejora urbana si no quieren perder las ayudas comunitarias.

El Ayuntamiento de Pasaia, en vista de que culminar la reforma integral de La Herrera va a ser imposible dentro del plazo marcado por la UE, trata ahora de abordar otras actuaciones en este entorno. Es el caso de la remodelación de la Casa Ciriza, un pabellón industrial maltrecho que se transformará en un espacio cívico y cultural, y la creación de un nuevo acceso peatonal hasta la estación del Topo de Euskotren. La Autoridad Portuaria de Pasajes, propietaria de los terrenos, ya ha comunicado a los ocupantes de Ciriza que deben abandonar el inmueble para permitir su rehabilitación. El consistorio ha aprobado el proyecto de reforma de este edificio, para lo que destinará algo más de medio millón de euros de fondos del Urban. El resto de La Herrera, donde abundan los pabellones ruinosos, muchos desocupados, deberá esperar más de lo previsto hasta lograr que pasen a ser de titularidad municipal.

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La Herrera sigue pendiente de que las instituciones determinen si el puerto exterior sale adelante. Los partidos tampoco se ponen de acuerdo en este asunto. El PNV quiere construirlo a toda costa porque, según esta formación, mantener la actividad portuaria en el espacio actual condenaría la viabilidad del puerto, mientras que EA, responsable del área de Medio Ambiente tanto en la Diputación como en el Ejecutivo autonómico, se muestra más reticente con el macroproyecto de la dársena exterior, que exigiría una inversión cercana a los 800 millones de euros.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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