La rabia de Valverde
Los corredores liberan en la carretera la tensión y el miedo vivido durante las últimas semanas
¡Qué ganas tenían los corredores de echar a rodar! ¡Qué ganas, después de tantos días agarrotados por las noticias de dopaje y las expulsiones, por la incertidumbre al ver la prensa en el desayuno, por el tembleque cuando sonaba el teléfono! La tensión se carga y se descarga, y esta vez tocaba soltarla de golpe. Fue darse la salida a partir de las 13.15 y liberar cada uno un chorro de adrenalina. Fue salir Alejandro Valverde a las 16.01 y transformar en violentas pedaladas toda la tensión, todos los nervios. ¡Allá voy! "Lo que llevas dentro se demuestra en la carrera. Yo, rabia, por todo lo que ha pasado, porque a ver si podemos hablar ya de ciclismo. Tenemos ganas de que se solucione todo y de que el Tour siga adelante", dijo el murciano, todavía con el "sofocón del apretón". Quiere Valverde comenzar a devorar kilómetros, dejar atrás su retirada del año pasado por culpa de un golpe en la rodilla en la contrarreloj por equipos, en un Tour en que él mismo se había puesto "el listón muy alto". Le dice su compañero Óscar Pereiro que tranquilo, que no se meta tanta presión. Y Valverde asiente: "Tiene razón, no es bueno, la presión tiene que estar, pero no muchísima, hay que saberla llevar". Pero la presión le persigue. La foto promocional del Tour presentaba a Ullrich, Basso y Vinokúrov peleando por el maillot amarillo que les cedía Armstrong. Ninguno de los tres está en carrera y las miradas se han girado hacia Valverde por mucho que no le gusten los focos. Llega al Tour como el primer español que ha ganado la más clásica de las clásicas, la Lieja-Bastoña-Lieja, y como el sexto corredor de la historia que enlaza en el mismo año la victoria con el triunfo en la Flecha Valona. Llega después de que Armstrong dejara caer que sería su sucesor. Palabras mayores. Y como la mayor esperanza del ciclismo español. Vaya presión.
"Yo no soy favorito, pero éste es el Tour más abierto. Nadie ejerce de patrón"
Tanta rabia desató Valverde que marcó el mejor tiempo en el paso intermedio por el kilómetro 3,6, empatado con Hushovd. "Quería demostrar en un prólogo del Tour de Francia que voy bien contra el crono, y ya se ha visto que voy muy bien. Es aventurado decir que soy el favorito. Primero hay que acabar la carrera, aunque este año tengo muchas ganas y el Tour, que ya estaba abierto antes, lo está más aún ahora. No hay un patrón claro", comentó el líder del Illes Balears, que señaló al Discovery como el equipo más fuerte. Valverde fue noveno en la contrarreloj de 43 kilómetros de la pasada Dauphiné, a 1m 10s de Landis, y afila ahora las uñas para los 52 del próximo sábado en Saint-Grégoire.
El cabreo, sin embargo, se le pasó a Valverde en la segunda parte del prólogo y cedió en la meta cuatro segundos a Hushovd, el noruego que el año pasado se marchó de París con el maillot verde de la regularidad sin ganar ni una sola etapa, la que sí ganó en 2004. "Sabía que podía ganar. No soy un especialista, pero lo había soñado. Los tres primeros kilómetros no he ido al cien por cien, pero ganaba mucho tiempo en las curvas. Cuando me han dicho que iba con ventaja, lo he dado todo. Ahora defenderé mi maillot amarillo y saldremos a por todos los equipos que se metan en escapadas", explicó el primer líder. El siguiente español fue un compañero de Valverde, Isaac Gálvez, que se fue a los 18 segundos; Egoi Martínez a los 21 y Haimar Zubeldia a los 25. "Mi objetivo es volver a encontrar el estado físico que tuve en 2003. Hoy me ha sido difícil encontrar las sensaciones", dijo Zubeldia. "Con todo lo que ha pasado, los favoritos van a cambiar. Y ahí está Mayo. Le veo bien, es el de antes, motivado, bien de cabeza", asegura. Y Mayo, que llegó a 32 segundos, dijo que ya veremos, que hasta ahora el ambiente estaba "muy cargado y crispado, y que así es difícil concentrarse. Ha habido mucho follón alrededor. ¡Qué ganas tenía de empezar!".
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