Nacida un 14 de julio
Los padres de Sophie, colombianos, buscan un futuro en París para su hija de tres años
Como si estuviera predestinada, Sophie nació el 14 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla, fiesta nacional de Francia. Sus padres, Adriana y Alberto, son colombianos y sobre ellos pesa una orden de expulsión del país. Su peripecia vital ilustra perfectamente la otra globalización, la de quienes buscan una vida mejor para ellos y, especialmente, para sus hijos. Llegaron a Francia hace cuatro años desde Israel. Un hermano de Alberto formó parte de las tropas de la ONU en el Sinaí, y su familia dejó Colombia tras el sueño de un futuro próspero en un lugar especialmente difícil. No funcionó. El Estado israelí no les daba acceso a la Seguridad Social ni al sistema sanitario. Optaron por Francia.
La niña, que puede ser expulsada con su familia, nació el día de la fiesta nacional
Trabajan duro. Ella, de empleada de hogar, y él, de pintor. No tenían papeles, cierto, lo que, además de la inseguridad, les convertía en fáciles víctimas de patrones desaprensivos, que no les pagaban o les pagaban menos de lo prometido. A pesar de ello, las cosas les empezaban a ir bien.
Adriana y Alberto no están casados, aunque llevan 11 años juntos. Cuando llegó el momento de escolarizar a su hija, de tres años, fueron a la alcaldía del barrio. Cosas de París, una ciudad tan heterogénea como para que esta pareja de colombianos viva en un minúsculo y viejo apartamento, pero en un barrio de ricos, gobernado por la derecha.
"Me preguntaron por la nacionalidad de la pequeña y les dije que no tenía", dice Adriana, "porque no la inscribí en el Consulado". "En febrero recibí una citación de la policía. Me explicaron que no podía escolarizarla porque no tenía documentos". En realidad, el funcionario de la alcaldía del barrio la había denunciado a la policía, explica Catherine Turek, una profesora que pertenece a la Red de Educación Sin Fronteras. "Tiene todo el derecho a escolarizar a su hija, pero algunos funcionarios de la UMP [el partido gubernamental] se dedican a asustarles y darles información falsa".
Adriana pensó que le convenía casarse, pero le dijeron que no podía, y le aconsejaron que se inscribieran en la fórmula francesa de las parejas de hecho. Pero era una trampa. Poco después recibía otra citación, porque esta inscripción conlleva una investigación policial sobre la veracidad de la unión. "Preguntaron a la portera, a los vecinos y a todo el barrio por nosotros".
Adriana volvió a comisaría con la pequeña Sophie en brazos. Pero esta vez la cosa iba en serio. Los agentes le dijeron que la iban a expulsar. "Tuve mucho miedo, y lloré, lloré mucho, hasta que el capitán, que era muy amable, me dijo que no me iba a expulsar", cuenta mientras su hija, indiferente, juega con una Barbie.
Nancy también es colombiana. Es viuda y tiene tres hijas. Llegó primero ella, en 2000, sola con un bebé de ocho meses, y luego se trajo a sus otras dos hijas y a su madre. Su marido fue asesinado y ella pidió asilo político, pero se lo negaron. "Me pidieron documentos, papeles, certificados para probarlo y yo no tenía nada. En realidad no sabía lo que hacer". Pero decidió quedarse. Sus hijas están escolarizadas.
¿Qué siente? "Miedo, mucho miedo, es terrible vivir pendiente de que te echen del país. Sólo quiero trabajar y dar una buena educación a mis hijos para que tengan las posibilidades en la vida que yo no he tenido".
"Adriana tuvo mucha suerte", explica Turek. "No hay que ir nunca solo a estas citas, siempre hay que ir acompañado por alguien del país que sepa cuáles son sus derechos. En las alcaldías de derechas tienden a engañarles y a no reconocer sus derechos". "Ayer se llevaron detenido al padre de uno de los niños de la escuela", explica, "pero su mujer lo vio y nos llamó enseguida. Empezamos a hacer presión ante la comisaría, a hacer llamadas telefónicas hasta que lo soltaron".
Para esta profesora, la situación es inquietante. "No es la tradición de este país, que está hecho de emigrantes. Mi madre me decía el otro día que las leyes de Sarkozy le recuerdan la situación del Gobierno de derechas de Pierre Laval, en 1935". Laval fue el hombre de confianza del mariscal Pétain en el Gobierno colaboracionista con los nazis.
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