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Reportaje:La mayor crisis en la historia del ciclismo

Una historia de amor

El Tour es un acontecimiento único, legendario, un flechazo para los corredores, que atrae seguidores de todo el mundo

Carlos Arribas

Para cualquier ciclista con alma de campeón, el Tour es, antes que nada, una historia de amor. Un flechazo. Una cuestión de química. Se ama o no se ama. Se es amado o no se es amado. Nada se puede hacer.

Al corredor con corazón de campeón que llega por primera vez al Tour no le deslumbra el gigantismo, las 4.500 personas que forman la caravana de la carrera, los 2.200 vehículos, los 13.000 gendarmes que se encuentran uno a uno de plantón en todos los cruces de caminos, los 9.000 policías, el babel de 1.900 periodistas de todo el mundo, los 28 patrocinadores publicitarios, los 15 millones de aficionados que se aprietan en las cunetas aplaudiéndolos... A los neófitos no les marea el pelotón enorme, tenso, serio, el peligro de caídas, la trascendencia que destila cada detalle, hasta los más mínimos, las portadas de L'Équipe, la grandeza del podio, el simbolismo de los colores de los maillots... Los periodistas no se dejan atrapar, no se dejan llevar hasta el lirismo, la épica, la hipérbole desarbolada, sólo por las frías cifras, por las multitudes, por la enormidad del Tour, o por su leyenda de más de cien años. Los aficionados capaces de dormir la siesta durante la transmisión televisiva de horas y horas de ciclismo a lo largo del año, pero incapaces de parpadear siquiera un segundo durante incluso la más abrasadora de las etapas del Tour, no se emocionan sólo por las imágenes de los grandes puertos, por las resonancias poéticas de nombres como Galibier, Tourmalet, Alpe d'Huez...

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A los grandes patrocinadores, al gran banco Crédit Lyonnais, que construye toda su imagen alrededor del maillot amarillo del Tour, no le convencen sólo las cifras de negocios, los más de 100 millones de euros de presupuesto de la grande boucle, los miles de millones de telespectadores en los cuatro confines del mundo, la enorme penetración y popularidad en Estados Unidos de una competición tan lenta, tan poco yanqui.

La percepción de millones de personas, aficionados y no, amantes del deporte, estudiosos, que hace del Tour uno de los grandes acontecimientos deportivos del año -antes se cantaba esta jerarquía: Juegos Olímpicos, Mundial de fútbol, Tour; ahora hay que hablar de tenis, de fórmula 1, de tantos acontecimientos semanales- no la alimentan sólo la historia, la leyenda, las tradiciones de la carrera, los grandes deportistas que se convirtieron en ídolos de masas sólo por ganar el Tour, los Coppi, Bartali, Bobet, Bahamontes, Anquetil, Ocaña, Merckx, Hinault, Indurain, Armstrong.

El Tour, más que todo eso, es una luz, un olor, un mes. Todos los que llegan por primera vez, sean ciclistas, directores, periodistas, voraces hombres de negocios, publicitarios, anunciantes, caen rendidos de entrada ante el olor que envuelve al Tour, un perfume que transforma sus vidas, que les hace sentir que en sus biografías hay un antes y un después del Tour.

A mediados del Tour del 99, el Tour que debería haber sido el de la renovación, a Paquito Mancebo, joven debutante, joven enamorado del Tour nada más olerlo, le gastó la víspera del Tourmalet una broma pesada Jesús Hoyos, su médico en el Banesto. "Paco", le mintió, "hemos decidido que, como eres tan joven y para que vayas poco a poco, mañana no salgas". Recordaba no hace mucho Mancebo que fue aquélla una de las peores noticias que le podían dar. Y que se rebeló y que gritó hasta quedarse afónico que él terminaba ese Tour, como estaba mandado. Lo terminó. Amó tanto al Tour que quiso Mancebo ser como todos los demás, y como ellos, el Tour, que ayer abandonó por la puerta trasera la víspera de comenzar su octava participación, acabó convertido en una historia de amor traicionado.

Mancebo responde a los periodistas tras conocer su expulsión del Tour.
Mancebo responde a los periodistas tras conocer su expulsión del Tour.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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