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Halladas asesinadas las dos niñas desaparecidas hace 20 días en Bélgica

El principal sospechoso, con antecedentes por pederastia, mantiene que es inocente

Los cuerpos sin vida de Stacy Lemmens, de 7 años, y de su hermana Nathalie Mahy, de 10, fueron encontrados por fin ayer a unos cientos de metros del lugar en que se las vio por última vez con vida, en un barrio de la ciudad belga de Lieja, situada 95 kilómetros al sureste de Bruselas, en la noche del pasado día 9. Fueron asesinadas, según el fiscal general de Lieja, en circunstancias que determinará la autopsia.

"No hay ninguna otra persona implicada más que el sospechoso", apuntó el fiscal Cedric Visart de Bocarme en referencia a Abdallah Ait Oud, de 38 años y con antecedentes de pederastia, quien siempre ha negado su implicación en la tragedia.

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Haciéndose perfecto eco del sentir popular ante el anuncio del hallazgo de los restos de Stacy y Nathalie, el primer ministro, Guy Verhofstadt, leyó una breve declaración: "He recibido con profunda tristeza la noticia atroz que cierra un periodo de incertidumbre, pero que también provocó un sentimiento de repulsión".

Desde su desaparición en la noche-madrugada de los pasados días 9 a 10, el país había contenido el aliento, cada vez con menos esperanzas de un final feliz. Era prácticamente imposible que tras tres semanas hubiera buenas noticias. Se llegó a especular con un fatal accidente, descartada la desaparición voluntaria de las crías, y ayer todavía era una posibilidad que se consideraba. Hasta que se encontraron los cadáveres en una zona inaccesible, cubierta de ramas y matojos, en un colector -en el caso de Stacy; Nathalie fue hallada 15 metros más allá- junto a la vía de ferrocarril y de unos túneles, a unos 600 metros del café Aux Armuriers, donde se las vio por última vez con vida, el mismo local que frecuentaba Ait Oud. "No se puede pensar que haya sido un accidente", precisó la fiscal del caso, Anne-Marie Bourguignont. Visart de Bocarme habló del "descubrimiento de las niñas muertas, mejor dicho, asesinadas".

La autopsia, cuyos resultados se conocerán hoy, determinará las circunstancias de sus muertes y cómo pudieron llegar a aquel lugar los cadáveres, probablemente arrastrados por las aguas del canal o por las fuertes lluvias de pasadas jornadas. Del estado de descomposición de los cuerpos se deduce que la muerte de las niñas no ha sido reciente, y probablemente se produjo al poco de su desaparición. "El sospechoso sigue siendo todavía inocente", apuntó Bourguignont. "Si no es él, será otro. No sabemos si ha habido violación o no. Ni lo que ha pasado".

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El hallazgo de los cuerpos fue fruto del sistemático rastreo policial de toda la zona durante las pasadas tres semanas, dificultadas en la zona del hallazgo por lo cerrado del lugar. El sospechoso no ha dado pistas a la policía y ha mantenido en todo momento su inocencia. Ait Oud se entregó al poco de la desaparición de las niñas, cuando vio que las televisiones mostraban su retrato como el hombre crítico del caso dado que era la última persona adulta con la que se las había visto, a eso de las dos de la madrugada del pasado día 10, al final de una jornada en la que sus padres, de condición extremadamente modesta, habían participado en un rastreo local.

Tras su detención se hizo público un pasado tenebroso de Ait Oud, con encarcelamiento por abusar sexualmente de una sobrina, y algún maltrato ocasional de mujeres. En su casa fueron halladas ropas de niño, pero las pruebas forenses no encontraron rastro del paso de Stacy y Nathalie por el lugar. "El instructor decidirá, con ayuda de psicólogos, sobre el momento oportuno de volverle a interrogar", indicó la fiscal Bourguignont. "En los próximos días se verá si vinculamos

a la persona ya conocida o a otros", dijo Visart de Bocarme.

Investigadores de la policía belga trabajan en el área donde fue hallado uno de los cadáveres.
Investigadores de la policía belga trabajan en el área donde fue hallado uno de los cadáveres.ASSOCIATED PRESS

El espectro de Dutroux

El drama de las niñas de Lieja ha removido en los belgas el horror de hace una década, cuando el país se echó a la calle en la mayor manifestación de la historia para protestar contra la inepcia policial, la falta de sensibilidad de los poderes públicos y las deficiencias de la justicia. Esta vez se ha hecho todo para resolver el caso y no repetir la experiencia de 1996. En aquel agosto fue detenido Marc Dutroux como sospechoso del secuestro de Laetitia Delhez, de 14 años. A los dos días, la policía encontró en una bodega de su casa, en las inmediaciones de Charleroi, a Laetitia y a Sabine Dardenne, de 12 años. El alivio de la feliz resolución del caso sucedió al poco el trauma de la noticia del hallazgo de los cuerpos enterrados en otras dos propiedades de Dutroux de dos niñas de 8 años, Julie Lejeune y Melissa Russo, y de otras dos jóvenes, An Marchal, de 17 años, y Eefje Lambrecks, de 19, desaparecidas las cuatro un año antes en la zona de Lieja y en la costa.

La frustración popular se disparó cuando trascendió que Dutroux ya había sido condenado a 13,5 años por secuestro y violación de cinco menores y excarcelado a los tres años, y se convirtió en revuelta cuando fue expedientado el juez instructor por su trato a las víctimas.

Dutroux fue condenado en 2004 a cadena perpetua por cuatro asesinatos y el secuestro y violación de seis niñas y jóvenes.

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