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Reportaje:Alemania 2006

El doctor Manos Sanadoras

Müller-Wohlfahrt, médico del equipo alemán, usa concentrados de aleta de tiburón y cresta de gallo

Alemania depende de un tiburón y un gallo. Ballack, su estrella, acude al agua bendita cuando ya no encuentra solución para sus dolencias. Y sus compañeros recurren a "concentrados de plasma de ternera" en casos extremos. No; en el equipo alemán no hay nadie especializado en vudú. Tampoco se hacen misas negras. La enfermería, sin embargo, gira en torno a las sorprendentes técnicas de Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, médico de Alemania y del Bayern Múnich. Su tarjeta de presentación: haber sanado, entre muchos otros deportistas de élite, al golfista José María Olazábal y a los atletas Asafa Powell y Paula Radcliffe. Todos llegaron a su consulta con lesiones crónicas o insuperables, según otros expertos. Todos volvieron a competir tras pasar por sus manos. De ahí su sobrenombre: doctor Manos Sanadoras Müller-Wohlfahrt le llaman. Su último milagro: conseguir que Ballack jugara el segundo partido del Mundial (contra Polonia) tras superar una lesión de gemelo en tiempo récord gracias a técnicas homeopáticas.

"¡Es un fenómeno!", cuentan desde el entorno de Olazábal. "Cuando fue a verle, en septiembre del 96, no podía ni andar. Seis médicos le habían diagnosticado artritis reumática. Pasó por pequeñas dosis de quimioterapia, antiinflamatorios... Un horror", continúan. "El doctor le dijo: 'No tiene usted lo que le han dicho que tiene". Resulta que Olazábal tenía una pequeña hernia discal entre la cuarta y la quinta vértebra que nadie le había detectado. El doctor Manos Sanadoras, sí. Y enseguida se puso a tratarle con las técnicas que hoy utiliza "diariamente", según confiesa, con los futbolistas alemanes: 30 inyecciones en la zona lumbar en días alternos para empezar. Otra veintena de pinchazos con microagujas en cada falange de los dedos de los pies para continuar. Pastillas de cartílago de tiburón como remate. El contenido de las jeringuillas: concentrado de cresta de gallo, de aletas de tiburón y de plasma de ternera, además de "cadenas de ácidos nucleicos y aminoácidos para formar proteínas". "Todo venía en botes etiquetados de Bayer e Imperial Medical", se apresuran a aclarar.

No todos los ex pacientes del médico lo tienen tan claro: "No sé lo que usa. Igual ha hecho como los ciclistas con la EPO, limpiar la sangre y eso", dice un ex cliente que prefiere el anonimato. "No tengo ni idea de qué había en esas inyecciones", dijo una vez Jürgen Klinsmann, el seleccionador, tratado por él cuando era jugador.

"He tratado a tanta gente en los últimos 30 años que nadie puede decir que mis métodos no funcionan", le contó el doctor al Times; "mi terapia consiste en activar el metabolismo de los músculos para que la regeneración ocurra más rápidamente". En la selección alemana, según el Times, usa Actovegin, un concentrado de plasma de ternera joven que los ciclistas llaman gas bus: sirve para que la sangre transporte más rápido el oxígeno, aumentando así la resistencia del deportista. No está en la lista de sustancias prohibidas. Müller-Wohlfahrt también emplea Traumeel, un antiinflamatorio no esteroideo que "favorece la curación natural".

Acostumbrados a tan mágicos productos, los jugadores alemanes ya buscan soluciones espectaculares a cualquier dolencia. Hay ejemplos: Ballack, Schneider o Klose visitan "por iniciativa propia" a Kurt Schweinberger, un terapeuta bioenergético que les proporciona "agua bendita", según han reconocido. Nadie sabe qué contiene. Pasa lo mismo que con Müller-Wohlfahrt: ningún futbolista cuestiona sus métodos. Lo hacen otros. Y el doctor lo sabe: "Espero que mis técnicas se estudien para que las futuras generaciones puedan ver que tenía razón y que no se trata de mí, sino de juzgar la terapia". A Manos Sanadoras le preocupa el futuro. Sus milagros, sin embargo, se conjugan en tiempo presente: ahora está intentando que Ballack y Klose lleguen a tiempo para el Argentina-Alemania.

Frings hace ejercicios físicos en un entrenamiento.
Frings hace ejercicios físicos en un entrenamiento.EFE

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