_
_
_
_
Reportaje:

La segunda batalla de Vitoria

La construcción de unas rampas en el casco medieval de la capital enfrenta a Ayuntamiento y vecinos

La tensión se trasladó ayer desde las calles hasta el interior del Ayuntamiento de Vitoria. El presidente de la asociación de vecinos mayoritaria en la ciudad (Gasteiz Txiki), Iñaki Nuño, se enzarzó en un rifirrafe con el teniente de alcalde, el popular Miguel Ángel Echevarría. El representante vecinal había acudido a una reunión de una de las comisiones del consistorio para hablar de tráfico, pero el debate concluyó donde se esperaba, en la polémica construcción de unas rampas mecánicas que conecten las dos laderas del casco medieval de la ciudad, un diseño de los arquitectos Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo.

Los vecinos tratan de impedir las obras, que comenzaron hace un mes. Los sabotajes nocturnos han llevado a la Ertzaintza a establecer un servicio de vigilancia durante las 24 horas del día. Las continuas caceroladas de protesta y las sentadas concluyeron la semana pasada con detenciones y enfrentamientos entre manifestantes y policías municipales.

En el fondo de la cuestión se halla la necesidad de dotar al casco medieval de un sistema de accesos que salven las cuestas que conducen a lo alto de la colina, donde se encuentra el Centro Cultural Montehermoso, el centro cívico de El Campillo o el ambulatorio. Las rampas suponen una primera solución, pero, en principio, vulneran por su excesiva pendiente la Ley de Accesibilidad, según ha denunciado la asociación de discapacitados Eginaren Eginez. El consistorio no está dispuesto a parar las obras, mientras que Gasteiz Txiki ha convocado una manifestación para el próximo jueves, dentro de los actos de protesta, con el fin de lograr la paralización cautelar de los trabajos.

"Esta manifestación no es el final de unas movilizaciones; es el comienzo. Hemos presentado cientos de recursos contra estas obras, que se han emprendido de espaldas al vecindario, sin tener en cuenta las necesidades reales del barrio", explica Nuño.

La crítica vecinal, además de incumplimientos legales, incluye denuncias por la inseguridad que, a su entender, van a generar estos ingenios mecánicos, sobre todo en el cantón de San Francisco Javier. "En primer lugar, consideramos que este acceso que lleva del Artium al Antiguo Depósito de Aguas no es necesario, la cuesta no tiene tanta pendiente", recuerda Nuño, quien señala que el tramo cuenta además con dos establecimientos hoteleros y un edificio de viviendas, "sin olvidar que han comenzado las obras en unas fechas pésimas, con La Blanca a la vuelta de la esquina", apostilla el portavoz vecinal.

Luego está el acceso de los bomberos a los citados locales de hostelería y el inmueble del cantón de San Francisco Javier. Fuentes municipales han reconocido que no existen informes sobre una eventual evacuación en esos lugares, ya que el paso de peatones no supera los dos metros y la altura de la cubierta de las rampas, con más de tres metros, impide otro tipo de acceso.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El Ayuntamiento sí ha reconocido los incumplimientos legales en materia de accesibilidad. Hay tramos del cantón de la Soledad que llegan al 12% de pendiente, cuando lo máximo permitido es el 8%. Muchos discapacitados no podrán por ello utilizar estos tapices rodantes. El equipo de gobierno ofreció la solución alternativa de instalar unos ascensores que llevasen hasta lo alto de la colina por la plaza del Machete, pero la asociación Eginaren Eginez también se censuró esta propuesta.

Frente a esta crítica vecinal, parte de los comerciantes de la zona, agentes culturales y la mayor parte de las formaciones políticas (PP, PSE y PNV) respaldan el proyecto. Patxi Lazcoz, portavoz del grupo municipal socialista, considera que estos tapices rodantes no resultan incompatibles con otras soluciones para el acceso al barrio, "como unos ascensores que llevaran desde la plaza Moraza a la del Machete y de ahí al Campillo".

Gonzalo Arroita, gerente de la Fundación Santa María también estima que "todo lo que sea mejoras en el acceso al casco medieval hay que celebrarlo, lo que no quiere decir que no haya más necesidades, pero hay que hacer cosas, dar pasos, no estar siempre discutiéndolo todo". Las obras, que continúan pese a las protestas, está previsto que terminen a principios de 2007 y que las rampas se puedan utilizar en primavera de ese año.

Sabotajes y arrestos

La semana ha comenzado tranquila y los operarios de la empresa Eva, adjudicataria de los trabajos, han realizado su labor sin mayores problemas: parece que las obras de las rampas regresan a una normalidad que no vivían en el último mes. Han sido 30 días de sabotajes nocturnos y tensiones diurnas, que el jueves pasado alcanzaron su momento más caliente con detenciones de los manifestantes que protestaban con pitos y cacerolas.

La situación era insoportable. Así lo reconoce uno de los participantes en la pitada: "Yo estuve durante dos horas y un día después todavía me zumban los oídos". El estruendo era tal que superaba el de las máquinas constructoras. Trabajadores y policías municipales aguantaban gracias a los tapones. La tensión llegó hasts el punto de que representantes sindicales denunciaron que de esa manera no podían trabajar los obreros, mientras agentes y vecinos se enzarzaban en agrias discusiones. Entre los manifestantes, figuraban miembros de asociaciones de vecinos, hosteleros y jóvenes del cercano gaztetxe.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_