Montreal también se rinde a Alonso
El español domina de principio a fin una carrera en cuya última vuelta Raikkonen cedió la segunda plaza a Schumacher
El devenir del Mundial de F-1 cada vez está más definido. Nadie logra inquietar a un Fernando Alonso que con su Renault ha encontrado la montura perfecta para desarrollar todas sus cualidades de conducción. Ningún circuito se le resiste. Ni siquiera Canadá, donde había fracasado en los dos últimos años y donde nunca había conseguido subirse al podio. Ayer no sólo superó esa muralla sino que elevó su cotización al máximo exponente y ascendió hasta el escalón más alto. Su victoria no hace más que confirmar lo que ya todo el mundo va pregonando: su estado de forma es excepcional y su coche el más fiable.
Parece imbatible. Lo demuestra ganando carrera tras carrera de una forma apabullante que desautoriza a cualquiera de sus rivales. Ni Michael Schumacher, ni Kimi Raikkonen -segundo y tercero ayer- ya sus únicos rivales, pueden alcanzarle. O se atrapan en sus propios errores en sus intentos desesperados por impedir que el asturiano se aleje de forma irremisible, o son víctimas de sus monturas, de los neumáticos o de los fallos de sus equipos, como ayer le ocurrió al finlandés, que perdió cuatro segundos en boxes cuando un mecánico no fijó bien la rueda derecha trasera de su McLaren en el primer repostaje y otros siete cuando el motor se le caló, en el segundo, antes de que una salida de pista en la vuelta final le dejara casi sin podio cuando iba segundo.
Cuarto triunfo sucesivo del campeón mundial, que va camino de otro récord
A Alonso nada de todo eso le afecta. Su equipo es un reloj suizo, su bólido no plantea problemas, es el más rápido y el más fiable, y él es, en estos momentos, el mejor piloto del paddock. Mientras, su compañero de equipo, Giancarlo Fisichella, comete error tras error. Ayer arrancó antes de tiempo y fue penalizado con una pasada por boxes que arruinó todas sus posibilidades, sin poder evitar que Raikkonen le superara antes de la primera curva. Schumacher sufría problemas de arrancada y era superado por Montoya y Rosberg. A su vez, Rosberg superaba a Montoya y acto seguido perdía todas sus opciones al cerrar al colombiano cuando éste recuperaba su posición. El propio Schumacher se salía levemente en una curva. Y a todas estas, Alonso proseguía su camino hacia un nuevo triunfo.
No fue uno más. Fue nada menos que la cuarta victoria consecutiva del piloto español en las nueve carreras disputadas. Una marca que se va acercando a las siete victorias seguidas que mantienen el legendario Alberto Ascari (entre 1952 y 1953) -nueve según algunas estadísticas que no contabilizan la carrera de Indianápolis- y Michael Schumacher (en 2004). Desde el Gran Premio de España, Alonso no pierde una carrera. Y se han corrido los de Montecarlo, Gran Bretaña y Canadá, todos ellos en circuitos donde el asturiano nunca había ganado. En total, las victorias de este año ascienden ya a seis y las de su carrera a 14. Sus números van creciendo.
De la misma manera, aumenta su distancia sobre sus perseguidores. Ahora le lleva ya 25 puntos a Schumacher, que ayer se encontró con la segunda posición cuando Raikkonen sufrió una salida al pisar gravilla en una curva en la última vuelta donde dejó sus opciones de acabar segundo. Alcanzó el podio casi de milagro. La diferencia de Alonso respecto al finlandés es abismal: ¡45 puntos! Está claro que McLaren ha quedado descartado de la lucha por el título. La pugna se centra ahora sólo en dos pilotos: Alonso y Schumacher.
"Michael siempre está ahí", afirma Alonso una vez tras otra. "No podemos fiarnos. Tenemos una ventaja importante, pero aún quedan muchas carreras y no podemos dormirnos", prosigue el asturiano. Y no está equivocado. Ayer volvió a demostrarlo. Schumi aguantó nueve vueltas más que Alonso antes de realizar su primer repostaje. Y les recuperó tiempo tanto al asturiano como al finlandés, que lideraban cómodamente la carrera. Y después tuvo suerte, porque tras el segundo repostaje, la entrada del coche de seguridad como consecuencia del accidente de Jacques Villeneuve en la vuelta 59ª, le permitió recuperar los 25 segundos que le llevaba Raikkonen y le situó en la órbita de una segunda plaza. No la habría ganado, a no ser por los problemas de Raikkonen en la vuelta final donde sufrió una salida de pista por culpa del deterioro de la pista que convertía el asfalto en gravilla.
Pero él y su Ferrari estaban ahí. Aún sin tener el mejor coche y ni siquiera los mejores neumáticos. Igual que Alonso, que tampoco falla nunca, que siempre está a punto para aprovechar todas las posibilidades que le ofrezca cada carrera. Que ha sido imbatible en cuatro pruebas consecutivas y que apunta hacia otra victoria el próximo domingo en el Gran Premio de Estados Unidos, donde tampoco ha logrado subir al podio.
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