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Crónica:Alemania 2006 | Inglaterra-Ecuador
Crónica
Texto informativo con interpretación

Inglaterra es un páramo

El equipo de Eriksson vuelve a ser una ruina, pero se salva del desastre ante Ecuador gracias a la pegada de Beckham

Santiago Segurola

Inglaterra continúa su absurda carrera en el Mundial. Cada partido lo juega peor que el anterior. Sus optimistas seguidores dirán que allá películas. Los ingleses se clasificaron para cuartos de final y recibieron el característico tratamiento de su hinchada. Cantaron Rule Britannia como si derrotar a Ecuador fuera una proeza. Tampoco es una hazaña superar a los ingleses. Casi lo consigue Ecuador, que desaprovechó su oportunidad. Uno de sus dos Tenorios, el delantero, recibió un regalo de Terry y se recreó en la suerte. Dejó botar la pelota frente al portero, se preparó el tiro, acomodó la pierna, luego el pie, sintió dentro su glorioso gol, probablemente pensó en el recibimiento, en todos los sacrificios de su carrera, a quién se lo dedicaría, cómo lo celebraría. Vamos, que se demoró el hombre. En el momento de estampar el remate, apareció Ashley Cole como un rayo y se lanzó al suelo con desesperación. Su pierna interceptó la trayectoria del tiro, que se estrelló en el larguero. Al portero inglés no se le quitó el susto de encima durante todo el partido. A los centrales, tampoco. El prestigio de Terry y Ferdinand va a arruinarse en este Mundial. Sus errores son tan numerosos como inexplicables. Sólo tienen una coartada: no se fían de su portero. Ni ellos, ni nadie. Robinson volvió a dar señales de mediocridad en varias jugadas, no tanto por acción como por omisión. Se ha instalado debajo del palo y de allí no le saca nadie.

RESULTADO

INGLATERRA 1 - ECUADOR 0

El colapso de Inglaterra fue total. Sólo la timidez ecuatoriana impidió la sorpresa del torneo
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Ecuador tuvo una ocasión. Inglaterra, dos. Un tiro libre de Beckham se considera oportunidad de gol porque tiene un guante en el pie. Beckham lo sabe muy bien. El árbitro señaló una falta cerca del pico derecho del área y los aficionados ingleses rugieron. Beckham también lo celebró. Dio un saltito de alegría y se dirigió hacia el lugar de la infracción. Había sido el peor de su equipo. Parecía un anciano. Nunca se ha distinguido por su velocidad, pero su actuación le descatalogaba como jugador en activo. O estaba enfermo, o no había manera de explicar su derrumbe. Más tarde se vio que estaba pasando un mal rato. Vomitó sobre el césped, con el rostro desencajado. No debería haber jugado frente a Ecuador, no al menos en las condiciones que manifestó en Stuttgart. Sin embargo, salió del partido como el héroe inglés.

Enfermo y todo, Beckham se reservó aquel tiro libre. Los puede lanzar dormido. Tiene el don. Otras cosas no sabe, pero golpeando al balón es una maravilla. Ejecutó minuciosamente el ritual de los pasos, la curva de la carrera, el lugar preciso del contacto entre la pelota y el pie derecho. Lo de siempre. Un instante después la pelota caía muy llovida junto al palo derecho, a un centímetro de la mano del portero, que, por si acaso, se estiró mal, tarde y sin potencia. Así fue el gol inglés. No hubo más, excepto dos jugadas estupendas de Rooney, una de ellas eléctrica. Lampard, que se ha convertido en un rematador y nada más, falló el tiro tras el impecable pase de su singular compañero. Rooney es singular por todo: por su físico inclasificable, por su aspecto de protagonista de un gran cómic y por su categoría como jugador. Hasta ahora sólo ha mostrado destellos. Ha llegado al Mundial con un pie medio roto y con un equipo que no le ayuda. O es el entrenador el que no ayuda al equipo. Eriksson lleva toda una vida en la selección inglesa, pero parece que llegó ayer. No tiene claro ni el equipo, ni la posición de los futbolistas, ni el modelo de juego. Frente a Ecuador fue una pena de equipo. Utilizó a un nuevo jugador como medio centro: Carrick. Primero fue Gerrard, luego Hargreaves y ahora Carrick, uno de los cuatro internacionales procedentes de la cantera del West Ham. Es la única señal positiva para los ingleses. Hace 40 años ganaron el Mundial con tres jugadores del West Ham en el equipo: Bobby Moore, Martin Peters y Geoff Hurst. Ahora no hay ninguno, pero Ferdinand, Lampard, Joe Cole y Matthew Carrick salieron de Upton Park.

El nuevo medio centro no arregló nada. Buen pasador, sin ninguna dinámica. Más o menos como los demás. Los ingleses parecían aplastados por el calor y por la falta de comunicación. Rooney se desesperó en la punta de la delantera. No recibió un pase en condiciones. Le dio un ataque de ansiedad porque es un fanático del fútbol. Lo vive con una pasión incontenible. Como los ingleses sigan así, se le van a quitar las ganas. El colapso fue total. Sólo el error de Tenorio y la timidez de los jugadores ecuatorianos impidieron la sorpresa del torneo. Nunca un equipo ha puesto tantas condiciones para la derrota como Inglaterra. Ha tenido suerte en su camino. Se ha encontrado con Trinidad y Tobago, Paraguay, Suecia y Ecuador. Frente a los cuatro ha decepcionado. Sigue adelante, pero juega muy mal. Por increíble que parezca, cada vez juega peor.

Beckham, en remate de cabeza en el partido de Inglaterra frente a Ecuador.
Beckham, en remate de cabeza en el partido de Inglaterra frente a Ecuador.REUTERS

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