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Reportaje:Alemania - Suecia | Alemania 2006

"Creo en este proyecto"

Muy criticado semanas atrás, Klinsmann piensa "haber encontrado un camino para el fútbol alemán"

El día que la FIFA citó a los 32 seleccionadores que iban a estar en Alemania 2006, en Berlín, Jürgen Klinsmann no acudió y a Franz Beckenbauer se le acabó la paciencia. Acorralado por vivir en California (Estados Unidos), por contar con un ojeador suizo, por destituir a Maier como entrenador de los porteros, por contratar a un preparador físico estadounidense y a dos alpinistas como psicólogos, el todopoderoso jefe del fútbol alemán criticó públicamente al seleccionador, que en el punto de mira del periódico alemán Bild, de Matthäus y del Bayern Múnich, resistía sorprendentemente ante la opinión pública tal acoso. También superó el ataque del Kaiser: "Hace un año murió mi padre. Mi madre me necesitaba más que la FIFA", se justificó. Del padre, panadero de Potnang, un barrio de Stuttgart, Klinsmann debió de aprender a ser paciente al hornear el pretzel, el típico pan teutón. El suyo, esta Alemania, sabe a buen fútbol.

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Hoy, 25 de junio de 2006, a los 42 años, puede estar orgulloso de su trabajo y de su familia, con la que compartirá el día después del aplastante triunfo de ayer ante Suecia. Alemania entera sigue cantando wir fahren nach Berlin (nos vamos a Berlín), ayer, en Múnich, en el hogar del Bayern, escuchó corear su nombre. Conquistado definitivamente el núcleo más hostil a su gestión al frente de la selección, Klinsi no habló de venganza sino de estilo: "Hemos tratado de encontrar un camino para el fútbol alemán", dijo. Todo indica que lo ha encontrado.

Desde que comenzó el campeonato, Klinsmann sólo se ha permitido un reproche y fue para defender a Odonkor, delantero del Borussia Dortmund, tras el partido ante Polonia. Con empate a cero, su presencia en el campo desequilibró la balanza. Odonkor, que en toda su carrera ha marcado sólo dos goles, fue la mayor sorpresa de la lista de Klinsmann, que sólo tiene a un lateral en nómina, tras descabalgar a Obomoyela. "A mí no me molesta que me critiquen. Yo, en contra de lo que muchos creen, puedo llegar a dar la razón a Rummenigge porque escuchó a todo el mundo", dijo.

Nombrado seleccionador cuatro días después de obtener el título, mientras formaba el grupo de trabajo y miraba el percal que le ofrecía el mercado de futbolistas alemanes, sabía que necesitaba formarse a contrarreloj. No dudó al pedir ayuda a los mejores entrenadores. Incluso Carlos Alberto Parreira, con quien aspira a medirse en la final, le tendió la mano y le invitó una semana a su casa en Río de Janeiro.

Klinsmann explicó el camino. "No soy el mejor, pero he trabajado doce años con los mejores entrenadores y he tratado de usar lo que me explicaron. He hablado con 16 o 17 del top mundial: Trapattoni, Beckenbauer...". También con Menotti: "Esta misma mañana me ha dado un consejo y ha sido muy especial para mí. He aprendido mucho con estos contactos".

Klinsmann agradeció la ayuda de sus colaboradores. La receta del hijo del panadero está escrita: "Que tenga coherencia y se adapte al fútbol alemán. Un gran fútbol, con jugadores que físicamente estén en muy buena forma física. Técnicamente, tenemos que aprender mucho". Eso han hecho en los últimos dos años. "Ahora estamos compitiendo con los mejores". Les espera Berlín. Klinsman lo tiene claro. "Creo en este proyecto". Y Alemania cree en Klinsi.

Larsson era la otra cara de la moneda. El jugador sueco maldecía su mala racha. "He jugado mejor otras temporadas, pero en ésta he ganado más titulos", dijo. Y justificó su fallo en el lanzamiento del penalti con el que el árbitro castigó a Alemania: "Le pegué mal. Me distrajo el cambio que hizo mi entrenador justo antes".

Wilhelmsson salta por encima de Lehmann.
Wilhelmsson salta por encima de Lehmann.EFE

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