Colas de más de 20 kilómetros en las carreteras del área de Barcelona durante la verbena de Sant Joan
Los Mossos d'Esquadra refuerzan la vigilancia con más de 100 puntos de control
La operación salida de la verbena de Sant Joan volvió a demostrar ayer por qué es una de las más complicadas del año. Los más de 600.000 vehículos que se desplazaron bloquearon las carreteras catalanas, en especial las vías del área metropolitana de Barcelona. El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) informó de que las colas superaron los 20 kilómetros en la AP-7, tanto en sentido Tarragona (de Sant Cugat a Martorell) como en dirección a Girona, a la altura de La Roca. Los Mossos d'Esquadra reforzaron la vigilancia con más de 100 puntos de control.
Todos los años, Sant Joan es sinónimo, entre otras cosas, de caos circulatorio. A los conductores habituales que van a pasar el fin de semana fuera de su lugar de residencia se unen los desplazamientos de quienes empiezan vacaciones, y los de aquellos que quieren celebrar la verbena lejos de su casa. En pocas horas, se movieron ayer en toda Cataluña más de 600.000 vehículos, a tenor de los cálculos del SCT. La gran mayoría (unos 500.000) lo hizo en el área de Barcelona. Por eso, en las salidas de la capital se registraron fuertes retenciones y circulación lenta. Muy lenta.
Desde las 15.00 horas, el Gobierno catalán desplegó un dispositivo especial en las carreteras. Pero los problemas empezaron antes: a las 14.30, la masiva salida de vehículos había originado ya ocho kilómetros de cola en la autopista AP-7 en dirección a Girona, a la altura de La Roca del Vallès. Las retenciones en esta vía fueron in crescendo hasta alcanzar el pico pasadas las seis de la tarde: 21 kilómetros tanto al norte como al sur. Después, la circulación recuperó poco a poco la fluidez.
Los conductores que ayer pretendían abandonar Barcelona no lo tuvieron nada fácil. En la B-20 en sentido Llobregat, entre Santa Coloma de Gramenet y Cornellà, se registraron colas de 13 kilómetros. Las retenciones también fueron importantes en las carreteras que van hacia la costa. Los 12 kilómetros de retenciones en la C-32, entre Sant Boi y Castelldefels, dieron buena cuenta de que la playa es un espacio codiciado para celebrar la noche más corta del año.
Alcoholemia y velocidad
Controlar a tanto vehículo suelto por las carreteras catalanas resulta más que complicado. Por ese motivo, los Mossos d'Esquadra reforzaron ayer la vigilancia durante la operación salida de Sant Joan, que culmina mañana. La policía autonómica instaló más de un centenar de controles de alcoholemia y de velocidad en las diferentes vías. "Cuando un conductor que ha estado en una retención sale de ella, tiene la tendencia a acelerar más de la cuenta", aseguró en declaraciones a TV-3 el director del SCT, Rafael Olmos.
Los controles de los Mossos se unieron a los que realizaron las policías locales. El objetivo es reducir en lo posible el número de accidentes de tráfico. Dos personas fallecieron el año pasado durante las fiestas de Sant Joan. Ayer, el accidente de un camión que transportaba mercancías peligrosas obligó a cortar la autopista AP-7 a la altura de Sant Celoni (Vallès Oriental).
750.000 kilos de petardos
Fue la noche más corta del año y llegó después de un día caluroso, casi sofocante. Los catalanes celebraron ayer la verbena de Sant Joan como manda la tradición: encendiendo hogueras, lanzando petardos, comiendo coca y bebiendo champán. Y lo hicieron además de una forma masiva. Se calcula que han comprado cerca de 1,6 millones de cocas; un millón sólo en la provincia de Barcelona.
El Gremio Provincial de Pastelería de Barcelona explicó que las de mayor éxito este año son las de brioche con frutas y piñones, las de chicharrones y las de piñones rellenas de crema. Los precios de las cocas han aumentado ligeramente respecto al año pasado. El gremio ha calculado que cada familia catalana se ha gastado entre 15 y 28 euros en la compra de las cocas de Sant Joan.
Los ciudadanos tampoco se han quedado cortos a la hora de comprar material pirotécnico. La Asociación de Fabricantes de Pirotecnia informa de que este año se quemarán más de 750.000 kilos de pólvora para celebrar el solsticio de verano. La asociación calcula que cada familia ha gastado una media de 30 euros en petardos. La campaña Verbenas con precaución de la Generalitat pretende que los padres supervisen la compra y el uso de los petardos para evitar que los niños resulten heridos al manipularlos.
En Barcelona, el Ayuntamiento autorizó 16 hogueras y decenas de fiestas populares en distintos puntos de la ciudad. Pero fueron las playas de la capital las que anoche recibieron un mayor número de visitantes.
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