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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Phil Walden, promotor de rock del sur de Estados Unidos

Fundador de Capricorn Records, fue también el representante de Otis Redding

Diego A. Manrique

En un gesto poco característico, Philip Walden, figura decisiva en el lanzamiento de la música del Sur de los Estados Unidos, abandonó este mundo con sigilo. Derrotado por el cáncer, murió el 22 de abril en su casa de Atlanta; la noticia tardó tiempo en hacerse pública. A los 66 años, acababa de ser reconocido por el Estado de Georgia como "un verdadero hijo del Sur".

Sin embargo, profesionalmente estaba en un pozo: desaparecido su imperio discográfico, llevaba con la ayuda de su familia una independiente menor, Velocette Records.

Nacido en Macon (Georgia), Walden se quedó fascinado por la música y la cultura de los barrios negros. Para entendernos: un personaje hasta físicamente similar con el futuro presidente Bill Clinton. En la universidad, se encargaba de contratar artistas y, de forma natural, terminó de manager para cantantes emergentes como Sam & Dave, Percy Sledge, Clarence Carter, Arthur Conley y Otis Redding.

Encarnaba el pequeño secreto del soul: la música que mejor identificaba a la comunidad afroamericana en la década de los sesenta se hacía en complicidad con músicos, compositores, productores y disqueros blancos.

Con Otis Redding, la relación iba más allá de la de "artista" y "representante". Se conocieron de críos, en Macon, y Walden se empecinó en transformarle de artista regional en figura internacional. Intuyó que Otis tenía futuro en el mercado del rock y le convenció para actuar gratuitamente en el Monterrey Pop Festival.

Hubo conexión entre Otis y el público hippy, aunque el cantante no era muy de "amor y paz": Walden tuvo que callar bocas cuando Redding provocó un tiroteo entre clanes familiares, al más puro estilo sureño.

Otis acababa de grabar la canción que reflejaba sus experiencias californianas (Sittin' on) the dock of the bay cuando se mató en un accidente de aviación. Fue devastador para Phil Walden, que además debió enfrentarse a calumnias.

Se recuperó al descubrir a la Allman Brothers Band. Compró su contrato, les instaló en Macon y, para editar sus discos, montó el sello Capricorn. En el año 1971, la muerte en accidente de carretera del líder, el guitarrista Duane Allman, supuso otro drama pero aceleró la aceptación del llamado "rock sureño", que simbolizaba la ascensión de un Nuevo Sur, más tolerante y próspero.

A mediados de los setenta, los "nuevos sureños" consideraron que ya habían expiado suficiente el racismo de los antecesores y potenciados por su crecimiento económico, decidieron conquistar Washington. Walden se puso al servicio del gobernador de Georgia, Jimmy Carter, al que cambió la imagen al relacionarle con músicos de pelos largos que, además, recaudaron fondos para su campaña presidencial.

Igual que la estancia de Carter en la Casa Blanca, Capricorn terminó desastrosamente. Vendió millones de elepés de la Charlie Daniels Band, la Marshall Tucker Band o la Allman Brothers Band (y sus varios satélites) pero derrochó las ganancias y no supo adaptarse a los cambios estéticos: en 1980, se declaró en bancarrota.

Walden pasó los años ochenta entre el alcohol y la cocaína, hasta que en 1990 revivió Capricorn, cosechando éxitos con 311, Widespread Panic y Cake, aunque su gran fuente de ingresos fue el management del cómico Jim Varney. Pero repitió de nuevo los excesos de la primera etapa y volvió a arruinarse: sus paternalistas modos de good old boy ya no funcionaban.

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