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EE UU lanza una gran operación en Irak para aislar un bastión de la insurgencia

Helicópteros estadounidenses buscan a dos soldados desaparecidos al sur de Bagdad

Tropas de EE UU e iraquíes establecieron ayer un control especial en el sur de la ciudad de Ramadi (al oeste de Bagdad) para frenar los movimientos de la insurgencia, que se ha hecho fuerte en esta ciudad, en cuyo interior no se aventuran los efectivos estadounidenses. El Ejército estadounidense aseguró, en contra de lo difundido por los medios árabes, que la operación no suponía el asalto de Ramadi, sino un intento de "aislamiento" para evitar que los insurgentes reciban ayuda del exterior. Mientras, proseguía la búsqueda de los soldados de EE UU desaparecidos el viernes al sur de Bagdad.

Los dos soldados permanecen desaparecidos en la zona de Yusifiya, a orillas del Éufrates, tras el asalto a su puesto de control, en el que murió el tercer militar norteamericano que participaba en la misión de vigilancia. Helicópteros artillados sobrevolaron durante todo el fin de semana el área en una intensa búsqueda de sus dos compañeros pero no encontraron ni rastro. Los habitantes del lugar fueron herméticos.

Tras la sangrienta jornada del sábado en la que murieron más de 50 personas en distintos atentados en Bagdad y otras zonas de Irak, las tropas norteamericanas iniciaron la operación de Ramadi sin hacer comentarios al respecto. Ramadi es la capital de la provincia de Anbar y la mayor ciudad de población mayoritariamente suní. Al parecer, lo que Washington pretende con esta operación es establecer de forma permanente un gran puesto de control que dificulte el abastecimiento de la insurgencia y le permita levantar una base militar en esa zona hasta conseguir hacerse con la ciudad. "Cortar la libertad de movimiento a los rebeldes clave en cualquier operación de contrainsurgencia", se limitó a decir el comandante Megan McClung.

Una vez que el dispositivo se puso en marcha, el comandante del primer batallón estadounidense implicado en la operación, V. J. Tedesco, señaló que las dos columnas de tropas que cercaron el sur de Ramadi encontraron menos resistencia de la prevista. Tras la avanzadilla estadounidense, las tropas iraquíes se encargaron de patrullar las áreas tomadas, en las que viven alrededor de 10.000 personas.

Esta zona fue antaño un bastión del partido Baaz y, hace dos semanas, portavoces militares de EE UU indicaron que Al Qaeda había ganado terreno en Ramadi. Añadieron que los 1.500 soldados extra que ha enviado el Pentágono a Irak se utilizarían para montar una operación que rompiera el espinazo de la insurgencia.

Bombardeada una familia

Pero EE UU no deja de tener problemas por su actuación en Irak. Ayer se supo que ocho civiles iraquíes de una misma familia murieron el sábado cuando un avión de combate estadounidense bombardeó una vivienda en las cercanías de Faluya, al oeste de Bagdad, según testigos presenciales y fuentes policiales iraquíes citadas por la cadena de televisión Al Yazira. Sin embargo, el mando norteamericano negó haber realizado operaciones aéreas en Faluya o en la región vecina en los últimos tres días.

Entre las víctimas -ocho muertos y seis heridos- hay varios niños y mujeres, según las fuentes. Los testigos que aparecieron ante las pantallas de Al Yazira afirmaron que fue un único caza norteamericano el que bombardeó la casa, situada en la aldea de Ibrahim Alí, al noreste de Faluya. La emisora mostró imágenes de la vivienda bombardeada, en las que se podía distinguir los cuerpos inmóviles de varios niños, y más tarde las imágenes de los ocho ataúdes, mientras los parientes de los muertos gritaban indignados por la matanza. Como EE UU sigue sin reconocer el bombardeo, se desconoce si la vivienda fue atacada por error, como en algunas ocasiones anteriores, o si había sido elegida como blanco por sospecharse que en ella se escondían miembros de grupos insurgentes.

La situación en el país sigue siendo de caos absoluto, a pesar del refuerzo de la seguridad. Hombres armados secuestraron ayer a 10 trabajadores de un banco en un barrio de mayoría chií en Bagdad. Los secuestradores llegaron en dos coches, irrumpieron en el banco en el barrio de Kazimiya, norte de la ciudad, y secuestraron a 10 trabajadores. Asimismo, en varios puntos de la capital, la policía encontró los cuerpos acribillados a balazos de al menos 10 hombres que presuntamente habían sido torturados antes de morir. Paralelamente, un proyectil de mortero impactó contra la Universidad Al Sadiq para estudiantes islámicos en la calle de Palestina, uno de las principales vías públicas de la capital, hiriendo a cinco estudiantes y un profesor. Por otro lado, la policía halló el cuerpo sin vida de un joven con signos de tortura y un disparo en la cabeza en Karbala, 80 kilómetros al sur de Bagdad.

Por otra parte, el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, que tiene previsto reunirse con George W. Bush el próximo día 29, planea presentarle un plan de apoyo a las actividades de la fuerza aérea en Irak, una vez que retire los 600 soldados japoneses estacionados en el sur del país. La noticia se produce en medio de especulaciones en torno a la posibilidad de que Tokio anuncie oficialmente la fecha de la retirada de sus efectivos de Samawa, que supuestamente comienza a finales de este mes. Japón tiene en la zona tres aviones C-130 encargados de actividades de transporte entre Kuwait y Samawa, que podrían volar a Bagdad y colaborar en labores de transporte de material y personal de las fuerzas multinacionales tras la retirada de las tropas.

Cadáveres con signos de tortura, encontrados en varios puntos de la capital iraquí, yacen en la morgue de Bagdad.
Cadáveres con signos de tortura, encontrados en varios puntos de la capital iraquí, yacen en la morgue de Bagdad.REUTERS

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