Fraude del 706
La corrida del 706 Aniversario de la fundación de Bilbao fue un fraude. Toros bastos, algunos inválidos, sin casta, los más presuntamente afeitados. Juan José Padilla desplegó un amplio surtido de nadería y vulgaridad. No dio un solo pase bueno. Estuvo sin sitio. Lo único que mostró fue su fachada a lo Frascuelo (montera hacia arriba, nudo de la corbata como el puño de una mano, y otras lindezas).
El Juli en su primero lo único reseñable es una tanda de derechazos templados. En el quinto de la tarde le fueron devueltos dos toros, que debieron ser tres. Hizo como que hacía: no hizo nada. El novillero Cayetano (Cayetano Rivera Ordóñez), en su primero, dibujó dos derechazos con buena factura y estilo; fuera de eso, nada más. A su segundo y último de la tarde, salvo unos ajustados muletazos por bajo, el resto fue un quiero y no puedo. Pero el público estaba dispuesto a aplaudirle por nada. Se ve que le siguen por las revistas del corazón. Había un interés supremo porque triunfara, pero el triunfo no quiere saber nada de revistas. El triunfo quiere saber de verdades.
Torrestrella / Padilla, Juli, Cayetano
Toros de Torrestrella. Juan José Padilla: aplausos y silencio. El Juli: ovación y silencio. El novillero Cayetano Rivera: petición de oreja y silencio. Plaza de toros de Bilbao. 18 de junio. Media entrada.
El cartel, de por sí, ya estaba insinuando que la corrida mixta iba a ser lo que fue: una pesadilla para los buenos aficionados y un disparate para los que saben de toros. La junta administrativa, da la impresión que fuera de las corridas de agosto, todo lo demás le viene ancho. Parece como si no creyeran en su propia organización, excepto, cuando se trata de ponerse serios a la hora de programar la feria de verano. La prueba está en que el festejo de ayer no tuvo ni pies ni cabeza. Es impropio juntar a un torero como Juan José Padilla, con el Juli y a otro novillero que no tiene oficio, que posee buena planta pero que hasta el momento presente está muy verde.
Haría falta el candil de Diógenes para encontrar media docena de pases de verdad que pudieran haberse visto en la corrida de ayer. En algún momento, un vampiro no lo puede hacer peor. Se puede decir que en el brillo de lo de ayer existía mucha ausencia de lo que hace falta.
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